El economista de Macri
Alfonso Prat Gay es uno de los economistas más escuchados por el candidato a presidente Mauricio Macri. El otro es su socio, Pedro Lacoste. Ambos están trabajando en el plan económico que el actual dirigente de Boca Juniors piensa presentar a la sociedad en los próximos meses. En una entrevista exclusiva con Cash, el economista de 36 años, ex funcionario de la banca Morgan, explicó los principales puntos de su estrategia para sacar al país de la crisis. “Hay que presentarle al FMI un plan consistente y pedirle que nos permita tener un mayor déficit hasta que salgamos de la recesión”, señaló Gay. También opinó que habría que abrir ya el corralito de cuentas corrientes y cajas de ahorro, aunque para ello haya que gastar 2 mil millones de dólares de reservas. El modelo Macri parte de una salida exportadora, que aproveche la actual paridad cambiaria. Su economista de cabecera se preocupó por aclarar que los frutos del crecimiento deben distribuirse mejor y que es imprescindible un subsidio universal para todos los que están por debajo de la línea de pobreza.
¿Cómo se sale de la crisis?
–Vamos a salir con variables macroeconómicas sinceradas. Si somos realistas, vemos que parte de eso ya pasó. Hay ajustes inevitables que ya se hicieron. Hoy estamos viviendo la etapa dolorosa. Pero en algún momento se empezará a ver el beneficio. Estamos en el post-operatorio: sufriendo. Se puede protestar porque se salió mal de la convertibilidad, pero no por haber salido. Lo mismo que el default, que se veía venir desde hace rato. Ahora, una vez que resolvamos los dos o tres temas que hoy están en la agenda, tendremos un punto de partida macroeconómico viable. Sin déficit fiscal, con un perfil de deuda que atienda las posibilidades de repago y con un tipo de cambio favorable. El déficit fiscal no era el problema sino la consecuencia de un modelo que en el contexto internacional que nos tocó ya no servía. Ahora hay que empezar por solucionar la situación bancaria.
¿Qué medidas hay que tomar para normalizar el sistema financiero?
–Hay que trazar una línea, que es lo que tenía que haber hecho este Gobierno. Cuanto más rápido se haga, se conseguirá una mayor eficiencia, porque se parte de un sistema nuevo, solvente y sostenible en el tiempo, posiblemente con muchos menos bancos y empleados. Había una salida eficiente, en la que se repartía lo que había quedado, y una equitativa, que era la de intentar ofrecerles una mejor opción a los ahorristas. Estoy de acuerdo con el objetivo de equidad, pero al dilatar la situación y no cerrarla se está perjudicando al resto de la población.
¿Cómo se traza esa línea?
–Hay que copiar lo que se hizo en Asia. Crear un hospital de bancos que se haga cargo del saneamiento del sistema financiero. A los bancos hay que sacarles los activos malos y pasivos por el mismo monto. En ese proceso caerán entidades y quedará una banca nueva y saneada. Hay que darles una protección legal a los que manejan este proceso. Los redescuentos tienen que ser para los bancos viables. No seguir gastando en los insolventes.
¿Hay que abrir el corralito de cuentas a la vista?
–Sí, nosotros lo propusimos en enero, cuando había 14 mil millones de dólares de reservas, el dólar estaba a 1,80 y pensábamos que, de lo que se liberara del corralito, 15 mil millones de pesos se irían a comprar moneda extranjera. Ahí se hubiesen gastado 3 mil millones de reservas del Banco Central y el dólar se hubiera ido a 4 pesos. Hoy nos comimos 4 mil millones de reservas, el dólar igual llegó a 4 y el corralito sigue cerrado. Pero sigo pensando que hay que hacerlo. Si se libera en este momento, estimo que 8 mil millones de pesos irían a comprar moneda extranjera. Cantidad que se absorbe con que el Central venda 2000 millones de reservas. A partir de ahí, la banca comienza a funcionar, por lo menos, como sistema de pagos. Incluso pienso que, si se llega a caer algún banco, el Central debe garantizar el dinero de las cuentas a la vista, para generar confianza sobre cuentas corrientes y cajas de ahorro.
¿Cuáles son las principales medidas económicas que tomaría en caso de ser ministro?
–Aquí hubo una operación y estamos en el post-operatorio. Hay que tomar medidas para sanar heridas y luego defender lo que logramos con la operación, para evitar que tengamos que volver a operar. Así va a volver la confianza. Internamente, hay que resolver el problema financiero y defender la moneda. Para eso hay que dotar al Central de lo que necesita para lograrlo: independencia, derechos y obligaciones. Tenemos que tener un objetivo de inflación decidido por el Ministerio de Economía y que la entidad monetaria lo alcance. Los funcionarios del Central tienen que tener protección legal para tomar medidas extraordinarias, pero hay que aumentarles la responsabilidad si no cumplen los objetivos que les traza el Ejecutivo.
¿El dólar debe flotar, entonces?
–Sí, la moneda tiene que estar relacionada con la realidad del país, no se la puede atar a la suerte y decisión de otra nación. Por eso no creo en la dolarización. Para recrear confianza en nuestra moneda hay que anclarla con un objetivo de inflación y dejar que el tipo de cambio flote.
¿Cómo evalúa la estrategia de intervención en el mercado cambiario del Central?
–Le falta picardía. Sólo morigera la tendencia, nunca sale a revertirla, como hace Arminio Fraga en Brasil. Nunca le hizo perder plata al mercado. Hasta ahora todos los que apostaron al dólar, por lo menos no perdieron. Claro que esto implica tomar riesgos. Fraga, el otro día, vendió 500 millones de dólares en un día. La estrategia de cuentagotas convalida la tendencia. Además, hay que generar instrumentos de absorción en pesos.
¿Cómo se debe negociar con el FMI?
–Hay que ir con un plan sustentable, basado en reformas estructurales. Hay que tener un esquema de participación con responsabilidad provincial, que sea robusto, es decir que cuando venga el momento de los tironeos, igual funcione. Y una política fiscal consolidada, anticíclica. Acá no hubo superávit ni siquiera en 1997, cuando el país crecía al 8 por ciento. En esos momentos hay que crear fondos anticíclicos. Con un plan consistente se le puede pedir al Fondo que nos permita tener un déficit razonable mientras dure la recesión. Lo que hizo este Gobierno es pedirle al FMI que escriba el programa y poner la firma en cualquier lado.
¿Cómo hay que renegociar con los acreedores?
–Lo primero que hay que hacer es empezar a hablar con ellos. Nos estamos tomando un tiempo inédito. Yo haría un pago simbólico, como una manera de borrar la pésima señal que dio el Congreso festejando el default. Luego, la discusión debe partir al revés de lo que se ha hecho hasta ahora. Debemos negociar de acuerdo con nuestra capacidad de pago. Con este escenario macro, podemos delinear un futuro de manera creíble. Los mercados, de acuerdo con los precios de los bonos, están descontando entre un 40 y un 70 por ciento de quita. No veo grandes diferencias para discutir. Tenemos que incorporar en la negociación algunas cláusulas anticíclicas. Durante años nos exigían ajustes en los peores momentos y encima nos subían las tasas. Podríamos pagar más si el país crece por arriba de una meta prevista, por ejemplo.