Domingo, 2 de mayo de 2010 | Hoy
INTERPELACIóN A GOLDMAN SACHS
Por Carlos Weitz
Mientras que al este del Océano Atlántico los fondos especulativos atacaban duramente las posiciones de deuda griega, al oeste, los televidentes norteamericanos se deleitaban observando la interpelación que miembros del Congreso les efectuaban a altos ejecutivos de Goldman Sachs, uno de los principales bancos de inversión del mundo. Los congresistas, tanto demócratas como republicanos, no dejaron pasar este bocado político lanzándose sobre un símbolo de Wall Street, en un momento en que la sociedad norteamericana aún resiente y culpa a los banqueros por las consecuencias de la reciente crisis financiera internacional.
Los parlamentarios compitieron por ver quién era más agresivo con los ejecutivos bancarios. El senador Mark Pryor, de Arkansas, responsabilizó a Goldman de “jugar con la plata y el futuro de otros, y que en lugar de Wall Street parecían estar en Las Vegas”; comentario que generó la airada respuesta del senador John Ensign, de Nevada, quien defendió la respetabilidad de la ciudad del juego señalando que, a diferencia de Wall Street, “en Las Vegas los casinos no manipulan las probabilidades mientras se está apostando”. Entre las preguntas molestas que recibieron los banqueros se destacaron las efectuadas por el senador Carl Levin, que preside la Comisión de Investigaciones del Senado, quien le recriminó al jefe del departamento de productos hipotecarios de Goldman, Daniel Sparks, que siguiera vendiéndoles a sus clientes cientos de millones de un producto financiero después de recibir un mail interno calificando a esa inversión como “basura”, por decirlo delicadamente (“boy that was a shity deal”). La parte más interesante de la interpelación se dio cuando el senador Levin le recriminó al presidente de Goldman, Lloyd Blankfein, el conflicto de intereses que afrontó el banco de inversión al estructurar posiciones contrarias a las que les vendía a sus clientes sin informar debidamente de este hecho. En concreto, y en el caso del mercado hipotecario, se le imputa a Goldman Sachs haber ayudado a apostar contra esos instrumentos desde 2006 en forma poco transparente, utilizando productos derivados o estrategias muy difundidas en los mercados de capitales conocidas como “irse o estar corto”. Si un inversor quiere apostar a favor de la apreciación de un determinado activo, asume posiciones denominadas “largas”, que consisten en comprar el activo elegido a la espera de que la suba de precios le genere ganancias de capital. La operación inversa, o sea la apuesta a la caída de un papel, es más complicada y consiste en alquilar un instrumento y venderlo en el mercado, para luego recomprarlo a un precio inferior, cancelando el alquiler y apropiándose de esta forma de la diferencia de precios. Los ataques especulativos contra un determinado activo financiero suelen usar este tipo de técnicas que no se encuentran al alcance de inversores comunes sino que sólo pueden ser efectivizadas por operadores medianamente sofisticados.
Esta semana, la Comisión Nacional de Mercados de Valores de Grecia prohibió las operaciones de “venta corta” en la Bolsa de Atenas para evitar maniobras especulativas y más daños al mercado helénico.
El denominado rey de los fondos especulativos, John Paulson, aparece mencionado tanto en la acusación del regulador norteamericano por apostar con ayuda de Goldman contra el mercado de hipotecas como siendo partícipe en el ataque especulativo contra los bonos de Grecia.
Sin embargo, todos estos fuegos de artificio no han afectado las vísceras más sensibles del sistema financiero. Mientras Goldman Sachs obtuvo en el primer trimestre de este año beneficios por 3296 millones de dólares, 91 por ciento más que el mismo período de 2009, la publicación financiera inglesa Financial Times publicó el mes pasado que fondos especulativos obtuvieron elevadas ganancias, apostando contra la deuda griega
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