Domingo, 2 de mayo de 2010 | Hoy
E-CASH DE LECTORES
En el suplemento del 11 de abril pasado Gustavo Grobocopatel les señala a N. Giarracca y M. Teubal que no aclaran la opción de desarrollo que proponen. Está pidiendo una respuesta técnica y eso es lo que pretendemos dar aquí. Ante todo, habría que recordarle a Grobocopatel que quien ahora reclama respuestas técnicas integra el sector social que destruyó toda posibilidad alternativa. Por ejemplo, hoy es casi imposible conseguir herramientas y repuestos que no tengan que ver con la siembra directa. Así es fácil decir: “no hay alternativas”. Cambiar la historia, revertir esta catástrofe, requeriría sin duda de mucho esfuerzo. La opción para el desarrollo de una sociedad es la agricultura de procesos. La verdadera agricultura es lo contrario del monocultivo. Al monocultivo –la producción agroindustrial– hay que sostenerlo mediante agrotóxicos. Aapresid sostiene, ante el fallo de un juez de Santa Fe contra la aplicación del glifosato, que su desaparición significaría “una caída estrepitosa de la producción agrícola y baja abrupta de las exportaciones, con secuela de desocupación industrial y agropecuaria”. Entonces nos preguntamos: ¿qué clase de eficiencia es aquella que depende de un solo producto? ¿No es éste un ejemplo de su fragilidad? ¿No es evidente que la agricultura de procesos se autosostiene mediante las rotaciones, articulando sus cultivos y ganado en una rotación eficiente? Y es, por lo tanto, mucho más robusta y resistente. Lo que supuestamente se gana por un lado, en la agricultura de escala se pierde con creces por el otro. Porque es insostenible en el tiempo. Entre otras cosas por el alto consumo energético. La agricultura a gran escala no es la solución para el hambre del mundo. Es sólo un gran negociado. Sin duda hace falta muchísima capacitación para tener agricultores. Y esta opción diferente, de una sociedad más equilibrada, con más trabajo y alimentos sanos se les hace muy difícil a los Estados débiles. Los escandinavos –que menciona Grobocopatel– tienen una agricultura planificada desde el Estado y los agricultores no siembran lo que quieren. En esos países con Estados fuertes se favorece a los agricultores estimulando la agricultura de procesos con beneficios a la cantidad de mano de obra utilizada, de manera de favorecer a los policultivos y gravar a los monocultivos. La agricultura de procesos es sumamente eficiente, productiva, social y ambientalmente. Ninguno de estos aspectos es contemplado por la agricultura industrial. La opción agricultura en serio es la única que podría asegurar el futuro para la especie humana. La otra es la falsa opción.
Guillermo Torres y Alfredo Galli
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