EL COSTO FISCAL DEL RESCATE ES TRES VECES LO QUE VALEN LOS BANCOS
Factura de 50 mil millones
Antes del corralito, con endeudamiento y pérdida de reservas, y después, con asistencia directa, el Estado financió la corrida y posterior reestructuración del sistema, proceso que aún continúa.
Por Alejandro Marco
del Pont y Leonardo
Perichinsky *
Desde el inicio de crisis financiera a fines del 2001 hasta el 30 de septiembre del presente año, el costo fiscal del rescate a los bancos llega casi a 50.000 millones de pesos. En base a emisión monetaria, pérdida de reservas internacionales y un mayor endeudamiento futuro, según nuestra estimación, el Estado devengó gastos durante este período por 47.600 millones de pesos. Cuando hay “corrida” se moviliza todo un mecanismo estatal casi automático de asistencia y rescate al sistema financiero que goza de una ejecutividad y efectividad rara vez alcanzable para asistir a otros sectores de la sociedad. Para tomar real dimensión de este monto que no es para nada definitivo (porque hay seguros de cambio implícitos, siguen los canjes y continúa la asistencia financiera del Central) planteamos algunas comparaciones útiles:
n Es equivalente a todo el Presupuesto nacional 2002.
n Si este monto se hubiese destinado a paliar la pobreza y el hambre, el Plan Jefes y Jefas de Hogar podría entregar una remuneración mensual de 2100 pesos por persona.
n Se podrían construir unas 5 millones de viviendas populares.
Dejando de lado esos “absurdos”, pasamos al dato más sorprendente:
n El costo fiscal del rescate representa más de tres veces el capital consolidado de todos los bancos del sistema financiero.
La posibilidad de una crisis de la magnitud que tiene el sistema financiero en la actualidad la encontramos en la forma que se concibió el sistema en la convertibilidad. Cuando se plantea un sistema de depósitos binometario y se permite mantener a los bancos encajes menores a la unidad sobre los depósitos denominados en dólares, se sabe que a la larga esa burbuja generará una crisis. Se generó una expansión monetaria en una moneda que no se controla ni se puede emitir. Si de por sí los sistemas financieros tienen un “sesgo” a generar corridas sobre los depósitos, si al mismo tiempo opera un multiplicador en una moneda diferente a la que emite el Banco Central, el esquema montado genera los trastornos insalvables que presenta hoy el sistema bancario argentino.
Las relaciones monetarias de la convertibilidad siempre se midieron mal y la gran mayoría de los economistas se hicieron los distraídos. Con un sistema bimonetario como el planteado, la relación 1 a 1 no debía medirse contra el circulante, sino contra la totalidad de los depósitos. Hacia fines del 2000, cuando todavía no se había manifestado la crisis, las reservas internacionales eran record, estaban por encima de los U$S 30.000 millones, pero los depósitos en dólares superaban los U$S 50.000 millones.
1. El primer gran rescate a los bancos operó antes del corralito y fue la regulación “por omisión” de la fuerte salida de divisas que venía realizando el sector financiero.
2. El segundo rescate fue el corralito mismo. Llegado al punto más profundo de la crisis bancaria en diciembre del 2001 se decidió frenar la salida de depósitos.
3. El tercer rescate lleva devengado al 30 de setiembre del 2002 más de $ 47.000 millones.
3.a. El gobierno nacional a principio de año decidió pesificar el sistema financiero: los créditos 1 a 1 más CER y los depósitos 1,4 más CER. El Estado se hacía cargo del 0,4 de los depósitos. Estos $/U$S 0,4 por la totalidad de plazos fijos en dólares (unos U$S 44.000 millones) da $17.600 millones de pesos.
3.b. Como el CER quedaba de los dos lados de la hoja del balance de los bancos no había problema, pero la eliminación de tal coeficiente indexatorio para los créditos generó una asimetría que obviamente no la van a pagar los bancos. Según nuestras estimaciones, la cartera crediticia de los bancos que no ajusta el capital por la inflación (hipotecas hasta 250.000 pesos, préstamos prendarios hasta 30.000 y personales hasta 12.000 pesos) suma 15.000 millones de pesos.
3.c. Hasta el 30 de setiembre, según el informe monetario del BCRA, los bancos han pagado plazos fijos a valor del dólar por un total de U$S 2152 millones. Es decir que los bancos han pagado “de más” la diferencia entre el tipo de cambio en cada momento y 1,4. Esa diferencia de cotización representa casi 4 mil millones de pesos.
3.d. Un Boden no es lo mismo que un cedro. Al costo fiscal de este último hay que agregarle el hecho de que estos títulos son en su mayoría denominados en dólares y, los que son en pesos, tienen implícito un seguro de cambio. La proporción de canje de Boden por Cedros alcanzó el 24,5 por ciento del total de este tipo de depósitos. Se estima que el importe de depósitos afectado por el canje llegó a los $ 6750 millones correspondientes a depósitos reprogramados. Es decir hay una redolarización de depósitos cuya diferencia entre el tipo de cambio y el 1,4 más CER es un nuevo costo que hay que considerar. A la cotización actual la diferencia es del orden de 1,7 entre cada cedro convertido en bono, lo cual implica un mayor nivel de endeudamiento del Estado del orden de los $ 11.750 millones.
3.e. La asistencia financiera directa a los bancos, redescuentos y pases: les prestaron $ 17.321 millones, a lo sumo, devolverán $ 8600 millones.
En el país del revés, el FMI exige que los bancos estatales se abran al capital privado y que dejen paso a los bancos comerciales privados y extranjeros. No se desconoce que del otro lado del mostrador está el ahorrista y que estos fondos fueron hacia él, sino que se plantea la incongruencia entre un Estado que pagó varias veces el capital total de los bancos y que encima debe correrse del manejo financiero de las actividades más dinámicas del país.
* Economistas, directores de KP&M Consultores.