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Por Cledis Candelaresi

A semejanza de sus antecesores, Néstor Kirchner también confía en que la industria del software puede transformarse en poco tiempo en la vedette de las exportaciones argentinas. La trasnacional japonesa NEC vio la veta hace rato y apostó más fuerte tras la devaluación, cuando muchas empresas suspendieron sus inversiones. Carlos Martinangeli, gerente general de la subsidiaria argentina y director para América latina comparte esa ilusión del Presidente que asume hoy y, según explicó a Cash, la compañía nipona no se da por aludida, cuando éste promete no gobernar bajo la presión de las corporaciones.
¿El recambio de gobierno alienta el clima de negocios o los paraliza?
–Es bueno que Duhalde haya cumplido con su palabra de irse el 25 de mayo. Kirchner ganó las elecciones, sin ballottage, pero con todas las de la ley, y nombró un gabinete que garantiza cierta continuidad. El cambio de gobierno no espanta. Yo no le tengo miedo.
¿Le preocupa Néstor Kirchner?
–Sería injusto juzgarlo ahora. Sólo podría hacerlo por la administración de Santa Cruz, que fue una provincia privilegiada con las regalías. El Presidente tiene un espíritu nacionalista fuerte, es defensor de la industria nacional y espero que no tome medidas que espanten a las inversiones. La cuestión de si un gobernante es anticorporaciones o procorporaciones es historia. Las corporaciones son empresas grandes, con subsidiarias en distintos países, donde generan empleos para cientos de familias. Como pasa con nuestra compañía, que da empleo a argentinos. Así que espero no tome medidas extrañas.
¿Nec no se siente aludida cuando Kirchner promete gobernar “sin la presión de las corporaciones”?
–De ninguna manera. Yo no estoy de acuerdo con ese mensaje. Pero creo que cuando habla de corporaciones no se está refiriendo a todas las empresas de organización corporativa sino a las que hicieron buenos negocios y sacaron todo el dinero del país. En los últimos años del país hubo un establishment bastante egoísta.
¿Puede hacer nombres?
–Es difícil identificar. Pero si se investiga y constata qué pocas empresas invirtieron sus ganancias en investigación y desarrollo, se entiende por qué la industria está cómo está. La fuga de dinero es en parte culpa de los empresarios, pero también de un marco regulatorio que lo permitía, sin ninguna protección lógica, como hay, por ejemplo en Brasil.
¿Nec tuvo más demanda en hardware o equipos de telefonía desde las empresas? ¿Hay más inversiones?
–En proveedoras de luz gas, agua, o telefonía, la inversión es casi nula. Sin embargo, en algunas telefónicas empiezan a aparecer ciertos negocios. Por ejemplo, cuando ofrecen la línea control de consumo. También hay áreas del sector público que empezaron a interesarse por el gobierno electrónico, una forma de transparentar las gestiones y eliminar la corrupción. San Luis empezó a instrumentarlo, pero hay otras provincias y municipios que lo están planeando.
¿Qué es el gobierno electrónico?
–Montar redes informáticas para distintas funciones. Por ejemplo, la hospitalaria. Así, la historia clínica de un paciente estaría accesible en cualquier hospital de la red. O un policía que tipee la patente de un auto podría saber automáticamente si es robado o no. O conocer el prontuario de un detenido por el sólo hecho de que éste ponga su pulgar en un scanner.
¿Qué costo tiene?
–El proyecto de San Luis demandará 70 millones de pesos en cuatro años. Es tan costoso como hacer una carretera o un edificio. Pero es necesario.
¿Tuvieron contacto con el nuevo gobierno?
–Hace bastante que pregonamos la idea de gobierno electrónico. En general, son ideas bienvenidas. La gente de Kirchner entiende las ventajas de la propuesta, aunque seguramente no estará entre sus prioridades al asumir. También trabajamos en el proyecto del voto electrónico, que permitiría tener el escrutinio terminado a las 18.30.
El Presidente habló expresamente de impulsar el desarrollo del software. ¿Usted cree que se dan las condiciones para que haya un boom de exportaciones, más allá del dato de la mano de obra barata?
–La devaluación ayudó a que el trabajo de un ingeniero argentino resulte más barato, que, al mismo tiempo, sigue siendo de los más capaces del mundo. Porque los argentinos están acostumbrados a atar todo con alambre. A desarrollar las cosas de cero, con mucha inventiva, con creatividad.
¿Cuánto software podría exportar Argentina en el corto plazo considerando sus ventajas competitivas?
–Creo que podríamos llegar cómodamente a vender 1000 millones de dólares en dos o tres años.
¿Argentina puede quedar rezagada tecnológicamente?
—Todavía es prematuro para decir que los equipos son obsoletos. La red de telefonía argentina está totalmente digitalizada y eso deja resto. Pero si seguimos así tres o cuatro años, estaremos en problemas.