Dom 13.03.2016
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Seguir su ejemplo

› Por economistas de AEDA *

Hoy nos sentimos tristes. Nos vemos forzados a despedir a Aldo Ferrer. Y al mismo tiempo nos invade un profundo agradecimiento, sabemos que AEDA siempre estará en deuda con él. Desde el primer momento nos acompañó con generosidad. Nos guío con su ejemplo, nos marcó con su simpleza y nos enseñó con su coherencia. Nos mostró que a la Patria se la defiende con ideas propias y se la construye desde el compromiso. Nunca necesitó levantar la voz para mostrar su determinación ni tampoco reclamar condiciones especiales para hacerse notar y dejar un mensaje claro y profundo.

Explicó como pocos que el desarrollo es mucho más que el crecimiento, que el endeudamiento solo es un atajo hacia la próxima crisis, que las naciones se levantan a partir de sus propias capacidades, que debemos saber defender nuestra industria, pero al mismo tiempo exigirles a nuestros empresarios que inviertan y sean protagonistas de nuestro progreso tecnológico. Supo hacer del Estado y las políticas públicas un espacio de construcción, una herramienta para impulsar proyectos de vanguardia y adelantos.

Muchos lo recordarán por su “vivir con lo nuestro”, su particular manera de alertarnos que el bienestar no se importa, se construye fronteras adentro. Nosotros preferimos recordarlo con su propuesta de trabajar para “sustituir nuestro futuro”, es decir, escaparle a la condena que impone ser proveedores de recursos naturales y apostar por construir una matriz productiva integrada, con valor agregado, que asegure las condiciones materiales para avanzar hacia un horizonte de desarrollo con inclusión, para integrarnos al mundo sin resignar salarios ni empleos.

Para muchos de nosotros Aldo también supo ser el Profesor Ferrer, aquel que desde su materia al final de la Licenciatura en Economía o desde la Maestría en Integración y Mercosur, ambas en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, nos desafió a pensar la economía como una ciencia social, a superar la estrechez de las herramientas de la ortodoxia y componer escenarios donde la historia, la política y las dinámicas sociales son los factores que moldean los procesos productivos y determinan la distribución del ingreso. Una muestra clara del valor del pensamiento crítico, sin modas, sin pereza, sin comodidades.

Como también nos marcó con su ejemplo cuando supo contraponer a la peor crisis de la Argentina, que nos agobiaba con su miseria y exclusión, una bocanada de esperanza con sus aportes al Plan Fénix. Y no dudó en acompañar las políticas que a partir del 2003 permitieron la recuperación de la producción y el empleo, la ampliación de derechos y la inclusión a pesar de provenir de otro espacio político.

Desde AEDA tuvimos el placer de reeditar su obra Tecnología y Política Económica en América Latina. Y de contar con sus conferencias magistrales en cada uno de nuestros congresos y con su apoyo sin condicionamientos para cada una de las iniciativas a las que lo convocamos.

Ya será tiempo de homenajes más cuidados, de revisiones más detalladas. Hoy sólo queremos despedirlo y renovar nuestro compromiso para que su legado sea una herramienta clave para que nuestro pueblo construya finalmente su propio camino al desarrollo.

* Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina.

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