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Dirección: Bobby y Peter Farrelly.
Guión: Scott Armstrong, Leslie Dixon, Kevin Barnett y B. y P. Farrelly, sobre guión original de Neil Simon.
Intérpretes: Ben Stiller, Michelle Monaghan, Malin Akerman, Jerry Stiller, Rob Corddry y Carlos Mencía.

Curiosa coincidencia, La mujer de mis pesadillas podría verse como la versión cómica de El pasado. Como en la película de Babenco, el asunto de la nueva de los hermanos Farrelly es la concreción de una fantasía persecutoria masculina: que la bella termine resultando una bestia. La diferencia es que acá jamás se pone en discusión el punto de vista del macho, convirtiéndose a la hembra en un monstruo hecho y derecho y solucionándose el problema como los machos de antes solían hacerlo: pateándola.

En verdad no es de carácter ético ni ideológico el principal problema de La mujer de mis pesadillas, sino algo mucho más básico: como película cómica es muy poco cómica. Remake de The Heartbreak Kid, comedia dirigida por Elaine May sobre guión de Neil Simon (en Argentina se estrenó a comienzos de los ’70, con el título Un cambio de planes), el opus 9 de los autores de Loco por Mary e Irene, yo y mi otro yo (¡nueve películas filmadas, igual que Babenco!) los reúne por primera vez con Ben Stiller después de la que los consagró. Y hasta ponen a su lado a una rubia que, cuando ríe, baila o se sacude el pelo, puede llegar a recordar a Cameron Díaz. Se trata de la sueca Malin Akerman, a quien el personaje de Stiller conoce de casualidad por la calle y a quien termina convirtiendo en su esposa, pocas semanas más tarde. Eddie ya anda por los 40 y sigue solterísimo, por lo cual su padre (Jerry Stiller, papá de Ben en la vida real), parientes y amigos lo presionan tanto como el hecho de que su ex novia acabe de casarse con otro.

Un encanto de chica, bastará que Lila cante demasiado fuerte las canciones que se oyen en la radio, que se ponga roja como un camarón en el paradisíaco balneario mexicano al que fueron a pasar su luna de miel o, sobre todo, que se revele como una salvaje total en la cama, para que a la primera de cambio Eddie se ponga a flirtear con otra. Por suerte para él, Miranda (Michelle Monaghan, la chica de Misión Imposible 3) resulta ser una chica bastante más “normal” que su esposa. Y colorín colorado... Más allá de su repulsiva tesis (“si jode mucho, cambiala por otra”), La mujer de mis pesadillas muestra a los Farrelly desganados y, lo que es peor, faltos de timing y comicidad. Obviamente que algún momento gracioso hay (él sacudiéndose encima de ella como un desaforado, tratando de satisfacer su voracidad, es uno de ellos), pero los siempre muy incorrectos autores de Kingpin y Amor ciego se conforman aquí con pasar por una copia degradada de sí mismos, en la que una pastilla atravesada en la nariz o un sonoro pedo de la novia, durante la mañana siguiente a la noche de bodas, vendrían a ser las más poderosas armas cómicas.