Sábado, 10 de noviembre de 2007 | Hoy
LAS REACCIONES ANTE LA DESIGNACION DE HERNAN LOMBARDI
Cristina Banegas, Noé Jitrik y Carlos Gorostiza, entre otras personalidades, cuestionan un nombre ligado al turismo.
La decisión del futuro jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, de designar al empresario Hernán Lombardi como próximo ministro de Cultura porteño produjo importantes repercusiones: así lo demuestran las opiniones de personalidades vinculadas con el teatro, el cine y el mundo artístico e intelectual consultadas por Página/12. Lombardi, un empresario que ocupó el cargo de secretario de Turismo en las administraciones de la ciudad y la Nación a cargo de Fernando de la Rúa (luego fue titular del ensamblado Ministerio de Turismo, Cultura y Deportes), forma parte de la enorme incógnita que despierta la futura administración cultural del macrismo, luego de la eyección de sus dos primeros postulantes por motivos diferentes: Ignacio Liprandi y Luis Hernán Rodríguez Felder.
La realizadora y productora cinematográfica Lita Stantic manifestó su desconocimiento de los antecedentes “dentro de la cultura de Hernán Lombardi”. “Pero me parece –señaló– que esta situación de unir cultura con turismo es una metida de pata más del próximo jefe del Gobierno de la ciudad.” En líneas similares, la escritora Tununa Mercado expresó: “Mucho no puedo decir porque no he tenido tiempo de leer la información, pero sí sé que era un ex ministro de Turismo y me pregunto qué tiene que ver con la cultura. Lo vivo como una decepción, porque me da la impresión de que el gobierno de Macri va a juntar gente suelta con designios cuyo destino no se conoce. No me gusta la elección, pero tampoco esperaba demasiado de un gobierno de estas características”. Escueto pero consistente, el dramaturgo Carlos Gorostiza, de amplia trayectoria en el teatro, señaló que desconoce al futuro ministro de Cultura. “Pero como ya está nombrado lo que puedo opinar es que se ocupe sobre todo de Cultura y que derive a otra persona lo referente a Turismo, porque si no va a ser una cosa confusa. El turismo es una tarea y la cultura es otra”, argumentó.
Para la actriz y directora teatral Cristina Banegas la noticia “es grave” y fundamentó su posición expresando que “un ministro de Cultura debería tener más formación o experiencia directamente vinculada con la cultura, no con el turismo, ni la hotelería, ni otra cosa. Pero bueno, parece que hay toda una situación de mucha inquietud por las tendencias que aparecen, por el tratamiento político a la cultura y la ausencia de un proyecto al respecto, que me parecen más que preocupantes”. La escritora Ana María Shua, en tanto, reconoce a Lombardi como “un empresario, no un hombre de la cultura, no es del ambiente” y entiende que nombrar a un empresario como ministro de Cultura “dicta una cierta dirección que no es precisamente la que uno espera de un Ministerio de Cultura del Estado. Es muy bueno que haya proyectos de los gobiernos con empresas privadas en el área de la cultura, pero hay que tener en cuenta que la cultura es un servicio a la comunidad, y no una actividad de la que obtener un rendimiento económico”.
“Lombardi forma parte de lo que hace unos años era la progresía radical, ese grupo de jóvenes alegres sushi que estaba situado como una instancia de izquierda dentro de lo que se llamaba esa alianza”, analizó el sociólogo y docente universitario Nicolás Casullo. “Como la escena política, en general, en la Argentina se ha corrido a la izquierda, aparece ahora como un personaje al que quizá la Iglesia le dio la bendición como para que pudiese estar en Cultura y evidentemente está situado, está percibido mucho más cuestionadoramente que lo que podía suceder hace ocho o nueve años”, agregó Casullo, quien consideró que, de todas maneras, “hay que dejarlo actuar y ver de qué formas encara, conserva y mejora lo mejor que tuvieron las políticas culturales progresistas de la ciudad en los últimos ocho años”.
El cineasta y director del Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken, David Blaustein, señaló que, en primer lugar, le llama la atención “la larga lista de gente que rechazó el cargo. Eso evidentemente habla del escaso compromiso de la gente de la cultura con el macrismo. Si tanta gente dijo que no es porque evidentemente tenían temor a no poder desarrollar algo como la gente”. “Creo que esto habla muy bien de lo hecho hasta ahora, con mucha dificultad”, agregó. En segundo lugar, “la renuncia de Liprandi, producto del veto de la Iglesia, demuestra la presencia que va a tener la Iglesia en una próxima gestión cultural. Ojalá que la realidad lo desmienta pero da la sensación de que la Iglesia va a tener una presencia importante”. Por último, el director de Cazadores de utopías y Botín de guerra afirmó que la presencia de un empresario del turismo en el Ministerio de Cultura “prenuncia un criterio rentístico empresarial en la concepción del mundo de la cultura. Esto rompe con años de estilo de gestión cultural y me preocupa enormemente”.
El escritor y crítico literario Noé Jitrik fue aún más lejos. “No conozco personalmente al señor Lombardi, no sé cuáles son sus cualidades ni su formación, ni su experiencia cultural. Segundo, tengo entendido que actuó en Turismo del gobierno de De la Rúa, pero como Turismo no es mi rubro sino una fuente de mi padecimiento tampoco puedo juzgar qué hizo en ese aspecto. Tercero, me parece que en esa designación, ya con independencia de la persona, hay un equívoco fundamental: la cultura es sólo muy marginalmente un objeto de consumo para turistas.” Jitrik entiende que la cultura “es un sistema de producción que en sus aspectos más importantes es secreto, profundo, sacrificado, mal pagado. Se trata de eso. Tal vez esto que yo estoy diciendo no esté directamente ligado a la idea de una gestión. La palabra ‘gestión’ es administrativa y, en gran parte, fiduciaria, tiende a la rentabilidad y no se me ocurre que haya que sacrificar a todo aquello que no es rentable de producción cultural en función de una rentabilidad probable y seguramente que nos va a llevar a situaciones mediocres”. Jitrik ejemplificó: “Si se supone que el Teatro Colón tiene que autofinanciarse y que los turistas van a ir al Teatro Colón porque es muy bello, entonces van a elegir productos que van excluir toda experimentación, toda vanguardia. Si los teatros que hacen lo que pueden no son integrados a un plan de promoción, es probable que estén más asfixiados que antes”.
Producción: Oscar Ranzani y Andrés Valenzuela.
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