Aunque la grilla de artistas que presenta la Creamfields 07 es de las más fuertes que la fiesta electrónica ha tenido en su historia local, de lo que más se habla en los últimos días es del lugar donde se realizará. Muchos ravers decidieron quedarse afuera cuando se enteraron de que tendrían que ir hasta el Autódromo, tanto por la distancia como por temores por lo que pueda suceder en las inmediaciones. Para la organización, que en años anteriores funcionó bien tanto para brindar seguridad (esta vez habrá 600 personas dedicadas a ese propósito) como para proveer de espectáculos a la altura de la marca del festival, el sitio de unas nueve hectáreas funcionó como alternativa al de Costanera Sur, donde se desarrollaron las últimas dos ediciones. En la del año pasado se llegó a la marca máxima de asistencia para las Creamfields de todo el mundo: 60 mil personas. Pero ahora ese predio, que alguna vez fue el sueño xeneize de una ciudad deportiva, es parte de un proyecto inmobiliario del grupo Ilhsa, de ahí la mudanza. Entre el lugar nuevo y la multitud prevista (se pusieron en venta 50 mil tickets), suman los motivos para llegar temprano: las puertas abrirán a las 15. El acceso principal al predio está ubicado en la intersección de las avenidas General Paz y Roca, y para quienes accedan en automóvil habrá una playa de estacionamiento con seguridad dentro del mismo Autódromo, con capacidad para diez mil vehículos.

El nombre más fuerte de esta edición de Creamfields son los Chemical Brothers, quienes tocarán en la ciudad de Buenos Aires por tercera vez en su carrera, presentando su último disco, We are the night. La dupla conformada por Ed Simmons y Tom Rowlands hará estallar el escenario principal a la medianoche, como hace tres años bajo la lluvia en el estacionamiento de Pachá. Pero más allá de los Chemical Brothers, habrá en la megafiesta muchas otras opciones para ver y bailar, desde el post punk pasado por dance de los notables LCD Soundsystem hasta el siempre concurrido set del local (y estrella global) Hernán Cattáneo, quien cuenta con hinchada propia. Otros nombres fuertes: Carl Cox, Dubfire, Craig Richards y James Zabiela, además de locales como Zuker, Carlos Alfonsín, Emisor y Romina Cohn.

“Un DJ es un rock star”, le dijo al Suplemento NO de este diario John Digweed, una de las máximas figuras de este año y perenne habitante del top ten de pinchadiscos del mundo. “Hay músicos electrónicos que tienen miles de fanáticos, son reconocidos en todos lados y venden millones. Pero nunca me consideré un showman, ni una estrella de rock ni un DJ súper-estrella. De hecho, prefiero una propuesta más oscura y que mi figura pase inadvertida. Solamente soy el tipo que le pone la banda de sonido a la noche y no alguien que entretiene.” En las antípodas, Stephen Dewaele, de 2ManyDJs, opina que le “parece equivocada la cultura del DJ súper estrella”. “Es hora de que ellos mismos comiencen a asumirlo: no puede compararse ser DJ con tocar en una banda”, afirma. Y él sabe de qué habla, porque además de sus sets siempre innovadores y calientes junto a su hermano David, la dupla es el núcleo de la banda Soulwax.

Polémicas al margen, la producción del gran circo electrónico criollo anuncia que habrá cinco carpas con capacidad para seis mil personas cada una, además del escenario mayor, al aire libre, y de la Cream Arena, donde entran nueve mil. En el Autódromo no habrá boleterías, así que los rezagados que pretendan participar de la celebración tendrán que conseguir los tickets en los puntos de venta (las entradas cuestan 140 pesos). Porque habrá de todo: entre la multitud que puebla las Creamfields siempre se mezclan los verdaderos conocedores del dance con los “turistas”, que participan de los grandes eventos en los que “hay que estar sí o sí”. Seguramente aparecerán, como cada año, los que quieren llamar la atención a toda costa; al fin y al cabo, lo mismo harán las marcas que estarán presentes: la gran feria de vanidades electrónicas ya está en marcha una vez más.