Hace rato que Daniel Melingo abandonó las huestes rockeras para comenzar a andar un camino que lo llevó por lo más reo del tango y la milonga. Lo suyo son los personajes hundidos en lo sórdido de la noche o de la madrugada ya instalada, malevos de cuidado, cafishios sensibles, compadritos mal llevados, cocainómanos, borrachos perdidos, perdedores varios, interpretados con voz acorde con el tono brumoso de la galería desplegada. Hace un par de años, Melingo partió a Francia y editó allí Santa milonga por el sello Mañana Music, que dirige Eduardo Makaroff (el argentino que instaló en el mundo el fenómeno del tango electrónico con Gotan Project). Ocurrió que el disco comenzó a sonar en París y gustó, así que Melingo se la pasó de gira en gira por Francia (por estos días está iniciando otra serie de conciertos parisienses). Ahora, Pelo Music edita aquí este disco que reúne varios de sus temas ya editados, algunos propios y otros en los que musicaliza a poetas lunfardos como Julián Centeya, Luis Alposta y Carlos de la Púa. Están sus temas emblema como “Narigón”, “Este cuore” y “Leonel el feo”, dedicado a quien fuera su padrino y guía, Edmundo Rivero. “Melingo no está loco”, se advierte en el texto que acompaña al CD, traducido al inglés y al francés. “Por eso son posibles sus tangos improbables, vertebrados por la locura. Se ha sobrevivido a sí mismo, a sus infinitas peripecias personales, hasta convertirse en un personaje literario de carne y hueso.” Casi, casi, como los de sus canciones.