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Miércoles, 16 de abril de 2008

DISCOS › SE EDITó EN ARGENTINA STONE FLOWER, UN RESCATE NECESARIO

La perla oculta de Tom Jobim

En 1970, el brasileño realizó una grabación que fue dividida en dos discos. Ahora, al fin recupera su forma original.

 Por Diego Fischerman

Sucedió hace medio siglo. Un pianista de clubes nocturnos y compositor ocasional de piezas sinfónicas y de música para obras de teatro como Orfeu da Conceiçao, había compuesto las canciones y realizado los arreglos de un disco de Elizeth Cardoso, Cançao do Amor Demais. En dos de los temas, aunque el dato no apareció consignado, el guitarrista era Joao Gilberto. Una de las canciones. “Chega de saudade”, podría haber sido sólo una bella canción más, pero las mitologías posteriores reconocieron allí el comienzo de la bossa nova. Antonio Carlos Brasileiro de Almeida Jobim, que el año siguiente cristalizaría su fama con el soundtrack de Black Orpheus, y que, en 1962, daría un concierto dedicado al nuevo género en el Carnegie Hall, llegando a convertirse, además, en impensado ídolo para el mundo del jazz.

“Desafinado”, grabada junto a Stan Getz y Charlie Byrd para Jazz Samba, producido por Creed Taylor para Verve, ocupó, por otra parte, el primer puesto del ranking de hits de la Billboard. Taylor, el mismo que reinventó a Wes Montgomery a fines de los ’60 y, en los ’70, creó el sello CTI, donde patentó un jazz amable, tocado por músicos extraordinarios pero capaz, también, de vender cifras millonarias, ya demostraba una asombrosa capacidad para el negocio. En 1963 llegarían las grabaciones de Jazz Samba Encore, con Jobim, Bonfá –su coautor en Black Orpheus– y Getz, registrado en febrero y, sólo un mes después, Getz/Gilberto, donde Jobim tocó el piano. La edición del disco se demoró un año, para no eclipsar al anterior. Y, cuando se publicó, superó el millón de unidades vendidas, fue nominado para siete Grammy y ganó cuatro, permaneciendo 96 semanas en el ranking de Billboard. La canción emblema de ese disco era, claro, de Jobim y se traducía “The Girl from Ipanema”.

La relación entre Taylor y Jobim no terminó allí. En Verve lo hizo grabar The Composer of Desafinado Plays y, como guitarrista invitado, en Soft Samba, de Gary McFarland. Y, cuando años después CTI vio la luz, al principio como subsello de A&M dedicado al jazz, el brasileño grabó allí Wave. En 1970, el sello de Taylor se convirtió en marca independiente pero al productor y a Jobim les quedaba un disco pendiente con A&M, por lo que las nuevas sesiones de grabación del brasileño, que contó con Eumir Deodato como arreglador e instrumentistas como el flautista Hubert Laws, el saxofonista Joe Farrell, Ron Carter en contrabajo y Airto Moreira en percusión, fueron divididas en dos. Una parte fue a A&M, al disco Tide. La otra se publicó en CTI como Stone Flower. “Por años, la gente creyó que se trataba de proyectos separados, grabados en meses diferentes”, contó Deodato. “Creed nos pidió que fuera un secreto pero la verdad es que él eligió, casi al azar, lo que iba a ir en cada álbum”. Los discos se grabaron en el estudio de Rudy Van Gelder y, vaya a saberse por qué, Stone Flower se convirtió en el favorito, incluso de Jobim que siempre pensó que se trataba de uno de sus mejores discos. Con un tema –el que le da título– que luego conoció otra versión famosa a cargo de Santana –incluida en el disco Caravanserai–, Stone Flower, sin embargo, nunca había sido editado en la Argentina hasta ahora, en que fue publicado como parte de las reediciones del catálogo de CTI que está encarando Sony BBG. Además de las versiones propias del disco –grabado como los dioses– hay que decir que al precio argentino ($ 28) se le suma, créase o no, una presentación mejor que la del original.

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La grabación se conocía en dos discos, Tide y Stone Flower.
 
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