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Miércoles, 16 de abril de 2008

TELEVISION › EL REGRESO DE MAñANAS INFORMALES

Cómo seguir con el legado del petiso

 Por Emanuel Respighi

“Estamos comenzando la cuarta temporada de Mañanas informales. Como imaginarán, éste es el inicio más difícil que encaramos alguna vez: hace más de un mes que nos preguntamos todos los días si empezar o no. El canal le dio la libertad de elección a Andrea Stivel, la mujer de Jorge y productora general de este programa. Su decisión fue continuar y la nuestra la de hacerlo junto a ella. La razón principal es que sabemos que esa era la voluntad explícita de Jorge.” Con visible dolor y emoción, que se manifestaba en el rostro de cada uno de los miembros del equipo de Mañanas informales en cámaras y en su entrecortada dicción, Ernestina Pais dio inicio ayer a un nuevo año del programa periodístico que Canal 13 emite desde hace tres años, de lunes a viernes a las 9.30. Programa atípico por la reciente muerte de su conductor y creador Jorge Guinzburg, hace poco más de un mes, el primer envío de la temporada 2008 fue una suerte de merecido homenaje de sus compañeros de trabajo y de diversos artistas. Un programa especial que, sin embargo, demostró que el espíritu de respeto e irreverencia que Guinzburg inculcó a lo largo de su vida se mantiene presente en el ciclo.

Sin perder el humor y el desparpajo que llevó al ciclo a modificar las mañanas televisivas (y que incluyó una sección, Puntos suspensivos, con “Cosas que podría estar diciendo Jorge en este momento”, con perlas como “Y ahora, Dios, me gustaría a mí hacer un pregunta: ¿cómo fue su primera vez?”), el debut de Mañanas... fue llevado adelante por el staff –con Ronnie Arias como nuevo integrante– y seguido por los televidentes con la emoción a flor de piel. Tras la apertura y el corte, cada uno de los integrantes del equipo recordó a Guinzburg a través de palabras y momentos televisivos: Pais eligió varios, y terminó admitiendo que la de la flatulencia a la que Guinzburg alguna vez había hecho referencia en cámara era de su autoría; Gastón Recondo eligió el momento en que Jorge se afeitó el bigote tras perder una apuesta con él; Osvaldo Bazán prefirió una entrevista que juntos le hicieron a Fito Páez luego de muchas discusiones; el payaso MalaOnda contó que conoció a Guinzburg haciendo de doble de riesgo de él en Peor es nada; la cocinera, cuando le dieron la bienvenida al ciclo con una larga cola de apoyos (de todo tipo y de todos...). “De eso se trataba: de divertirse”, dijo Luciano Gallende, el más novato de la vieja guardia. “De eso se trataba: ¡de arruinar carreras!”, le retrucó en broma una estoica Pais, que llevó con fortaleza las tres horas y media de programa y sólo se quebró en los minutos finales.

Siguiendo con el material de archivo del ciclo y mensajes de televidentes, por el programa-homenaje también pasaron humoristas gráficos de la talla de Sendra, Rep, Alfredo Sábat y Peni, que con estilos y maneras diferentes inmortalizaron a Guinzburg –un amante del género y guionista de Diógenes y el linyera– en cuatro viñetas diferentes dibujadas en el piso. Luego sería el turno de Diego Maradona, Miguel Angel Rodríguez y un de-sopilante dúplex desde España con Joaquín Sabina, otro admirado amigo de Guinzburg, que terminó cerrando el programa más difícil y sentido de Mañanas..., entre la risa y el llanto. Puestos en líricos y hasta sensibleros: un programa que Guinzburg, desde el lugar en el que esté, habrá disfrutado. Y hasta se habrá sentido orgulloso: el legado de su última criatura televisiva está en buenas manos.

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