TEATRO
DESDE EL ESCENARIO II
- Jorge Marrale (actor):
“La única oportunidad que tuve de trabajar con él fue en El juego del bebé, la obra de Edward Albee que hicimos con Norma Aleandro. La trayectoria de Roberto es enorme. Fue un apasionado del teatro, un gran artista, de una cultura inabarcable. Un hombre sabio. La verdad es que es una pérdida enorme, porque fue uno de esos seres que iluminaban, un gran conocedor, un hombre con una gran personalidad. Más allá de lo que hicimos juntos en El juego del bebé, recuerdo que él trabajó muy enfermo. Se había caído, se había lastimado mucho y estaba con un dolor de cadera muy grande, con su enfermedad muy avanzada y con todas las complicaciones. Era una cosa muy compleja. Y recuerdo que no dejó nunca de trabajar. Nunca. Estaba siempre al pie del cañón, venía agotado, se lo veía levantándose o poniéndose de pie con mucha dificultad, pero ahí estaba todo el tiempo y con una precisión, una rigurosidad... Se va uno de esos grandes, que iluminaron el escenario. Era un hombre muy callado, además. Tenía una mirada muy respetuosa sobre el otro. Siempre incursionó con la novedad, nunca se quedó con lo conocido. Sé que hay varios alumnos que deben estar muy tristes”.
- Roberto Carnaghi (actor):
“Cuando era joven, Roberto fue uno de los directores de avanzada. Estuvo en el Di Tella, donde a partir de allí se generó una corriente renovadora con una mirada totalmente distinta sobre el teatro: él, Jorge Petraglia, Leal Rey (actor y escenógrafo), que era el grupo inicial. Pero Roberto estuvo a cargo del Di Tella y abrió las puertas a todas las nuevas inquietudes, a toda la gente joven. Al margen de eso, fue un hombre de un gran conocimiento y de una gran cultura. Fue un director maravilloso con una mirada abarcadora, no sólo de la parte interpretativa o del texto, sino de su conocimiento del espacio. Manejaba muy bien el espacio, eran muy bellas las puestas de él y de una gran imaginación. Lo último que hice con Roberto fue Morgan, una obra de Griselda Gambaro. Tengo recuerdos de un director de una gran exigencia, de pedirle al actor y guiarlo a un mundo no tan realista sino a uno muy profundo, que uno buceara como actor y no quedarse solamente con el texto sino indagar en un mundo que por ahí en el escenario no estaba, pero que me servía a mí como actor para transitar ese personaje. Lo conocí hace muchos años. Fue un gran ser. Enfermo y todo seguía trabajando, tenía una gran capacidad de trabajo. Parco, nunca hablaba mucho, tiraba algunos comentarios, pero sabía bien de lo que estaba hablando”.
- Rita Cortese (actriz):
“Yo hice muchas obras con Roberto, obras donde yo considero que hice mis mejores trabajos. Eso tiene que ver con su talento, su sabiduría, su manera de dirigir. El lograba sacarnos los viejos clichés y encontrábamos el personaje sin darnos cuenta. Esta es una pérdida irreparable: se murió un artista. Somos muchos los que pertenecemos al mundo del teatro, pero artistas no hay tantos. Y este artista no fue cuidado como tal, en su dimensión. Fue muy doloroso para él cuando a sus 76 años Kive Staiff lo desafectó de una obra de teatro que él iba a dirigir en el San Martín, por su estado de salud, muy precario. El, junto con Jorge Petraglia y Leal Rey, fue quien estrenó a Harold Pinter y a Samuel Beckett en la Argentina. Ha sido un artista y un maestro. Cuando estuvo internado durante un mes, permanentemente –y sin faltar ni un solo día– sus discípulos iban a visitarlo: Carolina Fal, Walter Quiroz, Iván González, Santiago Pedrero, entre otros jóvenes actores. Iban por afecto, por agradecimiento, y eso demuestra que era un maestro, que brindaba algo más que simplemente poder trabajar en un espectáculo”.
Producción: Alina Mazzaferro y Oscar Ranzani.