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Parece imposible prescindir del fervor que genera en la Argentina Slavoj Zizek antes de emprender la lectura de cualquiera de sus libros. Y es que los entusiasmos del filósofo esloveno parecen coincidir en casi todo con los gustos teóricos de los universitarios y los estudiantes argentinos: sus referencias constantes a Lacan (y su publicitado psicoanálisis con el yerno de Lacan, Jacques-Alain Miller), a las que cruza con aportes del marxismo y sobre todo del neomarxismo europeo, así como la idea de que todo fenómeno popular (un film de Hitchcock, la cumbia villera) reclama a los gritos una Gran Teoría para entenderlo. Hasta en el estilo expositivo se oyen semejanzas: hay una ardiente pasión en Zizek por los guiños que quieren ser irónicos y acaban por ser ceñudos. Por otra parte, sin incurrir en profecías, Ideología: Un mapa de la cuestión podría, perfectamente, constituirse ya mismo en bibliografía obligatoria de cualquier materia que se dicte en cualquier universidad de Ciencias Sociales en la Argentina. Pues los autores compilados en el volumen no son otros que las celebrities Frederic Jameson, Louis Althusser, Theodor W. Adorno, el propio Lacan, Terry Eagleton (uno de los mayores propagandistas de Zizek en el mundo anglonorteamericano, y quien ya publicó su propia Ideología), Pierre Bourdieu y Michel Pêcheux. Menos conocidos, o menos celebrados aquí y más inesperados en un libro como éste, son Seyla Benhabib y Richard Rorty.
Del concepto de ideología comenzaron a prescindir en los años ‘60 neoconservadores norteamericanos y los incipientes posmodernistas o post-estructuralistas franceses con sus mini-certezas. Pero también a desconfiar, en la vertiente positiva del concepto, los marxistas y otras escuelas filosóficas que buscaban la cientificidad como elusivo ideal. Zizek, por cierto, abre y cierra el volumen insistiendo en la vitalidad de este concepto del que tantas veces se anunció su muerte, pero que todavía, en el 2004, se resiste a expirar.

Sergio Di Nucci