Viernes, 10 de junio de 2005 | Hoy
Debe haber sonado maravillosa, esa arenga tan enfática, tan guerrera, tan afirmativa que se escuchó el otro día en la casa que el Fondo Nacional de las Artes tiene en Barrio Parque. La voz (grabada, a falta de posibilidades de asistir a la reunión) dijo: es preciso iniciar “una batalla por la cultura nacional frente a la anticultura de los medios audiovisuales, que son de una perversidad increíble. Esta es una lucha larga y el enemigo vela sus sables”. Lo dijo. Alejandra Boero lo dijo, y su arenga contó con el aval del director teatral Carlos Gorostiza, la periodista Luisa Valmaggia, el director cinematográfico Oscar Barney Finn y otras luminarias que se sumaron a la demanda que el FNA le hizo al Gobierno: que se eleve el nivel de los programas de televisión. Que alguien se preocupe por “el oprobioso lenguaje dominante en no pocos programas y realizaciones de medios audiovisuales”. Que se ponga en marcha ya mismo un “movimiento tendiente a contener el progresivo deterioro de la cultura nacional”.
Esas son las herramientas, esas las metas, ahora que un grupo de intelectuales ha decidido que hay dos mundos, el de la cultura y el de la anticultura, que residen en dos territorios bien distintos: lo verdaderamente culto y lo más emparentado con la “basura”, el “deterioro”, responsable, a fin de cuentas, de la degradación de nuestro bien más valioso: “la cultura nacional”. Okay, pegarle a la tele es fácil (si hasta lo hacemos aquí con frecuencia, imaginen), definirla como ruido también, pero ¿como invasor del espacio exterior que viene a enajenarnos eso tan maravilloso que supimos construir (nos, los representantes de la única y auténtica cultura argentina...) y ahora debemos defender, como quien espanta mosquitos en una noche de verano? Anacrónico, eso es lo primero que viene a la mente. Peligroso, por decir algo, también.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.