Gracias a la torpeza de (Miguel) Pereira La mujer y el cine tuvo un logro que no había tenido: que se debatiera el lugar de la mujer en un espacio de hombres”, dice la actriz Marta Bianchi. Pereira es el director del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Bianchi es presidenta de la Asociación La mujer y el cine, que desde 1996 es una sección del festival que se realiza cada marzo en esa ciudad, y cuando habla de torpeza se refiere a la decisión de Pereira de eliminar en el 2007 la sección dedicada a la producción cinematográfica femenina por considerarla destinada a un “ghetto”. “Es un comentario misógino que encierra la mala intención de confundir a la gente, porque el objetivo y resultado de la sección ha sido resaltar el aporte de las directoras a la expresión cinematográfica y difundir sus creaciones hacia espacios más abarcativos”, dice ella, molesta por la situación pero emocionada por el apoyo que está recibiendo desde distintos ámbitos de la cultura y la sociedad.

No es la primera vez que la sección es despedida unilateralmente por decisión de un director. La anterior fue durante el último año de gestión de Julio Mahárbiz. “Es que las acciones de promoción de la mujer son políticamente correctas pero en la práctica tienen mucha resistencia”, dice Bianchi. Al año siguiente, con el cambio de gestión, la sección fue repuesta. Algo que tal vez suceda cuando cambie la actual. Pero esta vez la situación es distinta. Desde que se supo que este espacio quedaba afuera, las repercusiones mediáticas y los mails de adhesiones taparon la casilla de Bianchi. Así que la Asociación Mujeres de Película, formada entre otras por Elsa Ramos y Patricia Martín García, tomó la posta y armó una carta de adhesión que ya lleva recolectadas más de 500 firmas (ver aparte).

Foto: Jorge Larrosa

La historia de la asociación se remonta a 1988. Gente de la Cinemateca de Mar Del Plata había ido a un festival en Estados Unidos de directoras mujeres y les pareció que era interesante hacer uno igual. La llamaron para dirigirlo a Susana López Merino. Ella consideró que necesitaba un consejo asesor de mujeres del cine y convocó a María Luisa Bemberg, Lita Stantic, Gabriela Massúh, Sara Facio, Beatriz Villalba Welsh y a Marta Bianchi. Se hizo el primer festival y ellas decidieron luego formar una asociación para estimular a las mujeres a ejercer roles de liderazgo en el cine y promover una producción creativa que no siempre cuenta con el apoyo de los circuitos de distribución y de exhibición.

Desde 1988 hicieron seis Festivales Internacionales de Cine dirigido por Mujeres, una muestra de cortos de Latinoamérica y el Caribe en Beijing durante la IV Conferencia Mundial de la Mujer en 1995, y siete Concursos de Cortos y Videos, en los que la mayoría de las actuales directoras de cine encontraron un espacio de legitimación y promoción, como Mercedes García Guevara, Lucrecia Martel, Paula Hernández, Julia Solomonoff, Sabrina Farji, Teresa Costantini y Ana Katz, entre otras.

Algunas de las personalidades que participaron en los Festivales, enumera Bianchi, fueron Margarethe Von Trotta, Vera Citilova, Pilar Miró, Valeria Sarmiento, Jennifer Fox, Dagmar Hirtz, Susanne Osten, Claudine Auger, Lola Herrera, Ana Diez, Matilde Landeta, Tete Moraes, Lucia Murat, Marion Hansel, Bárbara Trent, Guita Schifter, Marianne Eyde, Jana Bokova, Lucia Murat. En 1996 la asociación fue convocada a integrar el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con una sección homónima.

–¿Cómo era el escenario del cine hecho por mujeres en los comienzos de la asociación?

–Había muy poquitas. Estaban María Luisa Bemberg, todavía Lita (Stantic) no había hecho sus películas, estaban la película de homenaje a María Herminia Avellaneda... y había otras mujeres que querían hacer como Mercedes Frutos, María Victoria Menis. Eran contadas con los dedos de las manos.

–¿Por qué creés que cuando alguien intenta promover a la mujer en distintos ámbitos siempre algún sector reacciona en contra?

–Porque todavía hay resistencia, porque las transformaciones culturales son más lentas que la modificación de las leyes. Porque en Argentina ha habido reconocimiento legislativo en igualdad de oportunidades muy importantes, lo último fue la ratificación del Protocolo Facultativo de la Cedaw, quedan algunas deudas pero se ha avanzado mucho. Pero todavía hay gente con resistencia. Quiero aclarar que a nosotras siempre nos importó que hubiera películas en todas las secciones y que algún día no hiciera más falta la mujer y el cine. Pero el festival es clase A y las películas que compiten tienen que cumplir determinados requisitos.

–¿Qué dificultades tienen las mujeres hoy para dirigir cine y poder llegar a ese nivel?

–Yo diría que hay algunos obstáculos internos y externos, que no están tan claros, que no son tan objetivos. Internos: llevamos siglos de marginación del espacio público, a las mujeres nos cuesta todo el doble de esfuerzo, somos mejores estudiantes, tenemos que demostrar. Todavía hay muchas jóvenes a las que les cuesta más atreverse. Esta eclosión que ha habido en Argentina de más de 20 directoras tiene que ver con la cantidad de escuelas de cine, donde estudian mujeres y varones, pero se atreven mucho más los varones todavía. Y hay dificultades reales también. Digamos que todavía se confía más en los varones que en las mujeres para el manejo del dinero grande, y el cine es una industria.