Tres artistas y su curadora tomaron la galería de la Alianza Francesa y trastornaron su primer piso. De su blanco más impecable nada queda. Hay un color para la pared de cada obra, hay empapelados serigrafiados y más obras apoyadas en ellos. Todo se vuelve pintura, manifestación de ideas-fuerza e irreverente color. Ve, vete y vuelve es la muestra que Diana Aisenberg, Mariela Scafati y Alejandra Seeber exhiben hasta el 29 de febrero, la segunda de una serie de dos exposiciones curadas por Victoria Northoorn para la Alianza Francesa, en la que propone una conversación entre las poéticas de dos o más artistas contemporáneos argentinos. Estas tres artistas, “desafiando estereotipos que fomentan incluso los discursos más contemporáneos” –palabras de su curadora–, entran y salen de los distintos soportes, pero nunca se van de la pintura, porque justamente han expandido sus límites para que ese cielo sea un espacio infinito adonde puedan retozar sus pensamientos. Estos pensamientos, a su vez, fabrican espejos para que la pintura se vuelva a mirar, siempre nueva –la eterna–, en cada uno de ellos.

Indagando sobre la íntima cadena de asociaciones que atesora y aumenta la obra, obtuve de las artistas respuestas de trazos libres y jugosos que corresponden a la auténtica gramática pictórica, la escritura más original de los artistas, la que habla de materia para hablar de lo inmaterial, la que no hace distinciones entre tal y cual.