Viernes, 7 de septiembre de 2012 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
En Madrid transcurrió una nueva edición de Cibeles que, como las principales semanas de la moda del mundo, ahora se llama Mercedes Benz Fashion Week. El diseñador David Delfin, célebre por sus colecciones que predican androginia, reformulaciones de sastrería e ironías sobre el arte, festejó los diez años de su firma. Pero, lejos de cualquier artilugio retrospectivo, bautizó su colección “Nowadays” y fue galardonado con el premio L’Oréal a la mejor colección. Los modismos contemporáneos a los que hace alusión el título se extendieron a un corto llamado Run A Way dirigido por Diego Postigo y protagonizado por Bimba Bosé, musa y socia del diseñador y también cantante de The Cabriolets, en un tour rumbo al espacio Ifema, donde cada año transcurre la semana de la moda española. Abundaron gags de moda, maquillaje y preparativos previos a una pasarela.
Un peinado a la garçonne fue acicalado por manos pintadas de azul, los ojos reposaron en rodajas de pepinos, el más viejo ardid cosmético que provocó casi el atropello de un transeúnte que calificaría la belleza de Bimba como rara avis de fealdad, a lo cual, sin abandonar el acelerador ni el volante, la chica dispara: “Nunca fea, tal vez andrógina o rara, ya verán qué linda estaré cuando salga a la pasarela”. Pero en el recorrido rumbo al desfile de David irrumpieron otros guiños a la estética y la movida madrileña 2012. También la ochentera: la cantante Alaska (caracterizada cual madama de estación de servicio cutre, mientras que su esposo Mario Vaquerizo, cantante de la banda Nancys Rubias, personificó a un “maridito” en ropas deportivas ultraceñidas y colores flúo) y la actriz Rossy de Palma, ataviada de policía y tacones de vértigo. Al finalizar el corto Bimba irrumpió en bambalinas: allí David la recibiría con un reto y la vestiría con la camisa blanca que dio inicio al desfile. No resulta un dato menor que las bambalinas del desfile enfocasen y aludieran al experto argentino Maxi Gilbert desde los controles; él oficia de colaborador del equipo Delfin desde los comienzos de la marca, y resultado de su vasta formación en producción y puestas teatrales es su labor actual en festivales de rock madrileños y realizaciones para la industria cultural. En su adolescencia trabajó junto a Lino Patalano y acompañó a los escenarios a su madre, la actriz Edda Díaz.
En cuanto a los rasgos de la colección primavera-verano 2013, Delfin irrumpió con colores blancos y grises, faldas lápiz y visos superpuestos sobre t-shirts, cinturas pronunciadas y abundancia de tonos rojizos. Un recorrido por tipologías de la chaqueta Perfecto (¿hay algo más madrileño que la cazadora de cuero?) y variaciones sobre el cierre de cremallera, ya en atuendos de estilo deportivo masculino como en símil trajes sastre de impronta rocker. Pero la paleta monomática mutó y sumó prints multicolores cimentados con cristalitos Swarovski: unos y otros brillaron tanto en vestidos de cóctel reformulados como en shorts y en un atavío de chaqueta con cierres y cristales como complemento de un vestido largo. Las estéticas abordadas por Delfin en su década en la pasarela Cibeles desde su polémico debut con “la Corte de los Milagros” (colección en que las y los modelos iba encapuchados y con la soga al cuello cual camino a la horca) admite experimentos con sastrería, citas al cine de terror y al gore y la inclusión de modelos cual siamesas, aunque en las últimas temporadas el mood se volvió más luminoso: ya en Katharsis y Playback sumó todas las gamas del pantone en sus prendas, que luego de varios años en una tienda arty de la calle Jorge Juan, ahora más ajustada a los tiempos recesivos, se comercializa desde una boutique online.
Sus comienzos en la moda remiten a 1999, luego de sus inicios en artes visuales y un paso por el teatro. Delfin experimentó con ropas compradas en rezagos: de allí las camisas, los pantalones, las cazadoras, la ropa interior, zapatillas y accesorios que denotaban huellas de sus antiguos usos. Tal partido de diseño como su veneración de la obra de Joseph Beuys, de cuya tipología, el uso de fieltros y rescates de sastrería pero también el ardid de escribir con la mano izquierda se apropió y convirtió en su marca de fábrica, reformulado tanto para las codiciadas remeras como en una línea de sábanas, las mismas que cubren el cuerpo de la modelo Bimba Bosé, cuando adormecida y en tacones Louboutin se dirigió a la pasarela desde un corto paródico de la moda y del estilo madrileño.
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