“Sencillo” y “efectivo” son dos de las tantas características que pueden asignársele a Before & After (Antes y después), el ocurrente proyecto de una periodista free lance de Kansas City, Estados Unidos, que –con un noble objetivo entre ceja y ceja– puso manos en el teclado, movilizando una petit maquinaria virtual. ¿El objetivo? Dar luz sobre cómo varía el estándar de belleza en las diferentes culturas del mundo. ¿La maquinaria? Aficionados del photoshop de distintas latitudes, congregados por la doña. Y es que, para comprobar que el concepto de lindura no es universal, la joven Esther Honig contactó a más de 40 artistas del retocado de 25 países, les envió su retrato y finiquitó con una solícita petición: “Hacé que me vea bella”. Breves palabras, sin más aclaraciones.

“Se me ocurrió que, de un grupo tan ecléctico de laburantes, cada individuo tendría su preferencia estética particular, vinculada con su propia cultura. Pero, aun cuando esperaba que las imágenes difirieran la una de la otra, algunos resultados me pusieron la piel de gallina por lo drástico de las alteraciones”, destaca Honig. Desde (no tan) discretos cambios en el color de los ojos, nuevos peinados, excesivo maquillaje, trajes y joyas, hasta insólitos aclaramientos de piel, las fotos hablan por sí mismas. E incluyen los puntos de vista de Australia, Argentina, Bangladesh, Chile, Alemania, Grecia, India, Indonesia, Italia, Gran Bretaña, Kenia, Marruecos y Pakistán, entre otras naciones. Un experimento esclarecedor –y viral– con secuelas tangibles que la propia Esther resumió de la siguiente manera: “Al comparar los patrones a escala global, resulta evidente que alcanzar el ideal es aún más ilusorio de lo esperado”. Uff, ni una hectárea donde estar tranquila...