CONSEJITOS DE MARU BON BON › ¡CUIDADO! FANTASIAS COMUNES, ACCIDENTES FRECUENTES
Conjure los peligros devenidos de deseos impetuosos
Además de poco originales, mis estimadas/os amiguetes/tas, los deseos
intempestivos –llamando así a aquellos/as que asaltan a los amantes
de improviso o bien se acunan durante largo tiempo como si fueran una aventura
que todos y todas DEBEN en algún momento cumplir– ligados a la búsqueda
de sitios no convencionales para las artes amatorias suelen encerrar peligros
que es bueno tener en cuenta antes de lanzarse de lleno/a a su concreción.
De cualquier modo la advertencia está hecha. Vuelvan a la cama, queriditas/tos,
que es un buen lugar.
1.Conduzca con precaución: Ay, sí. Desde el Ford T en adelante
todos quieren lo mismo, que el/la/le acompañante se pierda bajo el volante
y ocupe su boquita en cositas lindas ¿acaso pensaron en los riesgos de
una frenada brusca? ¿creen que están exentos de heridas varias,
cuando no amputaciones? ¿Por qué no estaciona en lugar de cancherear
frente a otros/as conductores/as? Piénselo bien ¿qué puede
tener un auto en movimiento que no tenga Villa Cariño?
2. Tenga a mano el repelente: Que apoyados contra la corteza de un árbol –sí,
todavía quedan hippies nostálgicos/as–, que perdidos en un
terreno baldío, que entre los matorrales floridos de los parques públicos.
Todo muy bonito. Hasta que descubre cuánto pica el pasto sobre la piel
desnuda y qué festín se harán las alimañas con sus
partes tiernas. Si no puede evitar la falta de originalidad, al menos tenga siempre
a mano la lona y el repelente.
3. No crea lo que ve en las películas: Los baños de avión
no sirven más que para contorsionistas, no lo intente, grite si es necesario,
será preferible a engancharse el pie en el agujero destinado a desperdicios
o ver el signo de interrogación en el rostro de la inocente niña
que espera su turno en la puerta deleitándose con vuestros quejidos. Tampoco
se recomiendan otros baños públicos so pena de ser confundida/o
con adictos/as varios/as o verse en el brete de tener que pagar cuantiosas propinas.
4. Jamás en el templo: mucho menos en el confesionario. Los riesgos son
varios: bien puede terminar su historia plasmada en telenovela, bien puede ser
denunciado/a en programas políticos de toda laya, con opinadores a favor
y en contra suyo/a. ¡Vade retro!