las12

Viernes, 2 de enero de 2004

INUTILíSIMO

Ponjas y esponjas

Esta sí que seguro no se la esperaban: secretitos de belleza japoneses para comenzar resplandecientes 2004, siempre recordando que no hay nada mejor que la hermosura espiritual para dejar un tendal de admiradores de los interiores suntuosos. Primer dato a tener en cuenta: los utensilios con que trabajaremos, el primero de ellos un saquito o bolsita –de seda para las aristócratas, de algodón para las burguesas, según la tradición nipona– que ha de llenarse de polvos limpiadores (ni odex ni puloil, desde luego); también es imprescindible la esponja de konnayaku que retiene las toxinas y da aspecto satinado a la piel. En el mencionado saquito se puede introducir, para el lavado del cuerpo, harina de arroz (rinde 2-3 baños) o algas remojadas (verde oscuro, rojas o marrones). Después de higienizar el rostro, nada más indicado, amigas, que un golpe de sake (si, el vinito de arroz) aplicado puro con una gasita: calma, ilumina, refresca (todo lo contrario si se lo bebe: excita y aporta deliciosas calorías). Si ya se sienten ponjas de corazón, kimono sedoso al alcance de la mano, pueden permitirse el osado baño al ajo. Es verdad que existen sales inodoras de esta lilácea, pero nada más efectivo que el ajo natural: fortifica, cura neuralgias, reumatismos, dolores musculares, insomnio... en fin, casi todo, porque además es eficaz en contusiones, eczemas, dolores menstruales. Bueno, tal si fueran a preparar un aglio-olio para los spaghetti, pelar unos cuanto dientes y dejarlos caer en un poco de agua muy caliente en la bañera o tsina, para que suelten sus sustancias sanadoras. Al ratito, añadir agua tibia a gusto, deslizarse sin remilgos y permanecer unos diez minutos. Repetir con la frecuencia que se desee. Si el ajo no les crea incordios sociales o de relación y se cumplen los resultados prometidos, bien pueden completar el tratamiento con un tónico sobre la base de ese ingrediente, a saber: un decilitro de shochu (o vodka) y dos cabezas de ajo. Pelar los dientes, ponerlos en una botella mediana, verter encima el alcohol, cerrar herméticamente y –eso sí, con paciencia china– esperar un año. Es decir que al iniciarse 2005 podrán empezar a tomar una cucharada de este poderoso tónico por día. Y entonces si que... que las pare Magoya cuando anden por ahí retozando y vendiendo salud.

Compartir: 

Twitter

 
LAS12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.