Hay que decir que la chica mueve los abdominales cual si se hubiera tragado una anguila. Y que eso le da sus buenos resultados. ¿Cuántas de nosotras desearíamos una habilidad como ésa ahora que las remeras, camisas, suéteres y hasta sacos se han acortado de maneras tan extremas? ¿No lo han notado? O se acortaron las remeras o el tiro de los pantalones, pero cada vez más cuesta encontrar algo que ponerse sin que la pancita de una luzca cual incipiente embarazo (que, salvo que se tengan 18 años, sólo así esa curva se muestra con orgullo) o sin que se nos enfríen los riñones cada vez que tenemos que sentarnos y se tensa la ya frágil relación entre la tela y la piel a la altura de la cintura. Lo cierto es que Shakira no tiene ese problema y tampoco tiene tantísimos otros que acosan a las mortales, a pesar de que Crónica titulara después de su show que ella “mató” en título catástrofe y sin más aclaraciones. No es algo que a Shakira le preocupe eso de andar generando malos entendidos. Ella que se dice “puramente oral” –¿será que sólo se dedica a eso?– y se promociona con un niño en brazos como si fuera a tomar de su teta. Y después insiste con que quiere tener hijos, para en la nota siguiente que ni loca, o que sí quisiera, pero en unos 15 años, total la tecnología da para todo. Igual no la queremos para que hable, aunque también es envidiable su capacidad de decir una palabra atrás de otra sin repetir y sin soplar mientras mueve su (otra vez) envidiado vientre que ahora luce pintado de negro en ese estilo trash que parece que distingue a las divas (ahora hasta la más rubia parece gozar del sado maso o no se les ocurre nada mejor, vaya a saber). Lo cierto es que la chica de los rulos rubios (¿no era mejor el pelo negro de Pies descalzos, ese disco tan de marcha del orgullo?) se inscribe en la última moda de mujeres creativas que es tener a sus maridos de CEO de ellas mismas y los productos que generan. Ejemplos vernáculos sobran, a pesar de que algunos mal intencionados crean que ellos sólo viven de ellas (vieron la publicidad de una banda ancha con Matías Alé y Graciela Alfano), vean cómo remontó el Corcho R. después de que lo dejó la Su. Así que no era para tanto. Y hay una larga lista de chicas muy talentosas en nuestro medio (mire a su alrededor) que bien se valieron del pensamiento práctico de los muchachos para dedicarse a lo que a ellas más les gusta, sea lo que sea. ¿Será que finalmente encontramos una forma de relacionarnos?