Viernes, 22 de diciembre de 2006 | Hoy
MONDO FISHON
Por Victoria Lescano
Las adeptas a vestirse de blanco para exaltar sus bronceados o las románticas que ven en ese atuendo la aproximación a la robe para bodas tienen en los dictados de tendencias su mejor coartada para aferrarse una vez más a trajes inmaculados: el vestidito blanco rankea alto entre los hits de moda para el verano 2007.
Desde que en las pasarelas internacionales Chloe desfiló versiones con volados y puntillas de aire infantil, Chanel sacó a relucir visos con galones de broderie angleise. Las nuevas generaciones en Yves Saint Laurent y Balenciaga les aplicaron formas experimentales y fieles a su idea del lujo, Prada y Vuitton los engalanaron con detalles dignos de escaparates de joyerías, modelos y actrices no vacilaron en adoptarlo en sus caprichos para red carpets o la vida cotidiana.
Kate Moss llevó una versión ingenua con encajes y ballerinas de charol, Penélope Cruz optó por un viso a la Sofia Loren de la firma Giambatista Valli, la modelo Natalia Vodianova rockeó un modelo de Balenciaga al combinarlo con botas negras y medias del mismo color, mientras que Eva Herzigova optó por un mini-vestido con círculos de Azzaro, la firma de los ’70 que vuelve a vivir un apogeo en la moda (el listado de usuarias de ese modelo icono admite a Angie Bowie, Marisa Berenson y Jane Birkin).
El anecdotario de la casa Chanel indica que para inventar un contrincante a su mayor creación, el little back dress, mademoiselle Chanel hizo un desfile consagrado a los vestidos blancos y también circa 1930, la creadora francesa de Augustabernard dispuso versiones vaporosas para acompañar joyas.
En el flanco del cine clásico, el vestido blanco devino elegante y de línea sirena cuando Marilyn Monroe lo usó en El príncipe y la corista (1957), Jean Harlow se le anticipó en El enemigo público (1931) en su rol de novia de gangster con diamantes en los aros, el broche de la espalda, la pulsera, ¡y hasta una boquilla!
El traje más a tono con la actual compulsión por los encajes a bolillo y frufrús en blanco pide a toda estudiosa del género volver a contemplar trajes con miles de volados que Walter Plunkett diseñó para Vivien Leigh y que ella luce en las primeras escenas de Lo que el viento se llevó para ir de picnic.
En la escena musical, la diva disco Donna Summer se vistió de blanco en portadas de sus LP, Debbie Harry lo incorporó a su estética en 1978 desde la portada de Paralell Lines, y Kylie Minogue adoptó un extraño caso de minivestido con capucha para bailar en el clip de “Cant get you out of my mind”.
Para incorporar la tendencia vale recurrir a versiones locales de las diseñadoras Cecilia Gadea o Trosman, y también las adaptaciones industriales de las cadenas Normandie o Zara.
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