Viernes, 22 de diciembre de 2006 | Hoy
NOTA DE TAPA
Tan inevitables como el paso del tiempo, las fiestas arrastran con su parafernalia de luces de colores, sentimentalismos y reencuentros obligados una rara mezcla de euforia y depresión, de estrés y deseo de huir, de tener elegido el lugar donde pasarlas como de no estar disponible en ninguno. En fin, esta vez también pasarán...
Por Moira Soto
Después de bancarnos durante parte de noviembre y todo diciembre la ciudad tomada por la parafernalia navideña –pinitos, coronas de muérdago, campanitas, estrellas, puesta de luces– llega el 24 y las ganas de borrarse del mapa rojo, verde y dorado se acentúan en grandes mayorías de contreras que se sienten ajenos y ajenas a la histeria del consumismo, el júbilo sobreactuado, las listas de regalos. Interpretando este saludable sentir anti-fiestas-de-fin-año, aparecieron en el último par de décadas una serie de películas que, despegando de la melaza tradicional, se ensañaron humorísticamente con la figura de Papá Noel (también conocido como Santa Claus). Una de las pioneras fue la francesa Papá Noel es una basura, luego reversionada por el cine norteamericano. Desde luego, en esta saga de films desmitificadores, hay que mecionar El extraño mundo de Jack, de Tim Burton, que dio vuelta como un panqueque toda la ñoñería navideña mundial.
En el teatro, en cambio, es más difícil encontrar expresiones de humor negro en contra de estas celebraciones maníacas. Por eso, quizás, el éxito instantáneo –sin publicidad– de la obra de Oski Guzmán y Leticia González, también intérpretes junto a Manuel Vicente, Variedades antinavideñas. Esta pieza se estrenó a mediados de este mes con la intención de ofrecer cuatro funciones, pero el interés del público ha logrado que se agreguen nuevas fechas: se puede ver hoy y mañana, y el viernes 29 y el sábado 31, a las 23, en Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034, a $ 12, 4863-2848.
“Teníamos muchas ganas de hacer con Leti un espectáculo que hiciera foco en esos episodios no siempre felices que suceden en Navidad”, dice Oski Guzmán, el premiado actor que así corona un año de sucesos tan reconocidos como El niño argentino, en teatro, y Hermanos y detectives, en la TV. “Esas cosas penosas, ridículas, patéticas que acaso si suceden en otro momento del año no se les da tanto realce, pero que se magnifican cuando la fiesta compulsiva está en marcha. Porque evidentemente hay una compulsión a comprar, estar eufóricos, comer, emborracharse, hacer estallar cohetes... Entonces, con Leticia sumamos ideas, creamos situaciones, hablamos con gente, descubrimos constantes e inventamos una serie de historias eslabonadas, relacionadas con distintos ámbitos: una familia, una guardia de hospital, un programa de radio... Distintos reflejos de lo que ocurre en estas fechas. Algunas escenas son duras, pero lo cierto es que el público no para de reír. Es obvio que el humor sobre este tema le resulta liberador.”
Guzmán remarca el uso hasta la saturación de elementos como Papá Noel, con su traje diseñado por Coca-Cola: “En Variedades... tenemos a uno al que le cortan el aire y le da un preinfarto, justo cuando está rodeado de niñitos. Parece una exageración, pero el otro día estuvimos con Leti en el shopping Abasto y no podíamos creer la cola que había para el Papá Noel de turno, la gente esperando con los chicos un montón de tiempo para hacerse la foto. Y pobre, el sol le daba justo a él, un hombre mayor, con una barba de verdad, muy blanca y prolija, que seguramente se cuidó todo el año para estas fechas. Porque esto es parte del otro lado de las Fiestas: hace un tiempo, leí una nota sobre los hombres que trabajan en esta época del año de Papá Noel, cómo se cuidan la barba, incluso hay diferentes categorías, según el parecido con el original de las tarjetas. Es delirante”.
Leticia González declara que viene de una familia numerosa, lo que alimentó su humor negro, “me dio mucho material para reírme, porque cuando se juntaban todos siempre había alguien que daba la nota antinavideña. La obra satiriza todo lo que se genera inevitablemente alrededor de la Navidad, todas las contradicciones que se producen. Por ejemplo, hay muchas personas de otras religiones, también gente no creyente que sin embargo es invadida por los festejos navideños, sobre todo cuando hay niños de por medio. El que no celebra es el raro, el inadaptado, ¿no? Es increíble el furor por los objetos alusivos que se desata: en los negocios de Todo por 2 pesos, donde ya no hay nada por ese precio, el 9 de diciembre, al día siguiente de la fecha en que se arma el arbolito, ya no quedaba casi nada. Buscábamos un par de cosas simbólicas y nos costó mucho encontrarlas. Sí, quizá Variedades... sea una obra un poco terapéutica: hace bien reírse de ciertos temas, quitarles un poco de peso, restarles importancia”.
Pero no sólo Leticia González y Oski Guzmán toman en solfa esta celebración de origen religioso como una manera de aflojar tanta presión: consultadas por Las/12, siete mujeres de la cultura dan su versión personal de la Navidad.
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