Viernes, 22 de diciembre de 2006 | Hoy
TALK SHOW
Por Moira Soto
¿Lo reconocen? Es Isabelle Huppert recién operada, despersonalizada, borradas sus líneas de vida, planchado su rictus habitual, las cejas más arriba, el pelo largo y sauvage... La admirable actriz que maduró a lo largo de treinta años, desde que hizo su primer protagónico en La Dentellière, perdió su originalidad, su misterio, se estandarizó. A los 53, es una mujer sin edad, pero al menos no se infló –todavía– la boca. Como tantas colegas sucumbió a la tentación de hacerse formatear según los cánones impuestos por la industria de la cirugía plástica. Y ni siquiera puede alegar, como otras figuras, que lo hizo porque necesitaba trabajo, ya que los mejores directores de cine mueren por tenerla en sus películas, y además en los últimos años se subió con enorme éxito a escenarios europeos para hacer obras como 4,48 Psicosis, Hedda Gabler, Quartett... La actriz que no le tenía miedo a nada, según Serge Toubiana, director de la Cinemateca Francesa, pareciera que no se animó a seguir sobrellevando las huellas del tiempo.
No sabemos si ese resultado adocenado que salta a la vista es producto de hilos de oro, botox, colágeno, bisturí, o de todos esos recursos sumados, pero en cambio podemos anunciar –después de habernos detenido gracias al zapping en la señal de cable Inutilísima– que para Año Nuevo es posible tener un culo nuevo: en el programa 20 años menos emitido el fin de semana pasado, un canchero doctor de melena carrée y raya al medio aseguró que todas aquellas que tengan los glúteos en descenso, se los pueden elevar fácilmente con hilos. No, no se trata de que nuestras posaderas se conviertan en una suerte de marionetas: el doctor Luna explicó, en respuesta a la pregunta de Nequi Gallotti sobre si existía el riesgo de que se vieran “los hilos en la cola”, que no, que los hilos van un centímetro y medio por debajo, “tomados desde la cresta del sacro zona media, todo en semicírculo y llegan casi al mismo sector, lo que produce una contracción de la zona, un elevamiento”. “¿Esto no sirve para la cola chata? ¿Es para la que tenía volumen y se le cayó la cola?”, quiso saber Gallotti. “Exacto”, la tranquilizó el doctor. “Para aumentar ya tenemos que pasar al injerto de grasa, la lipotransferencia en la cual sacamos grasa de una zona y la llevamos hacia otra zona para aumentar ese volumen haciendo las veces de prótesis.” Entonces Nequi interrogó por el origen de la grasa, y el profesional le aclaró que podía ser “en complemento con otra operación. Una lipo en cintura y abdomen. Esa grasa que obtenemos la juntamos en un recipiente, la filtramos y después la colocamos”.
A esta altura de la entrevista, Nequi Gallotti resplandecía de puro contento: “Doctor, yo creo que lo que usted acaba de decir es como el sueño de las mujeres. Cuántas veces las mujeres nos vemos hablando entre nosotras, y decimos: me sacaría grasa de acá, me la pondría allá si yo pudiera...” Y el doctor Luna y la señora Gallotti siguieron discurriendo amablemente en un programa que no por nada se llama 20 años menos (mensaje: tenga usted la edad de su hija). El profesional aseguró que no quedaban cicatrices porque se buscan los pliegues para hacer el injerto con agujas que son como de tejer medianas. Volvieron al tema de los hilos que, ay, hay que reforzar al año, año y medio, como cualquier costura, si no se rompen antes, cosa que puede pasar con “una caída muy fuerte” (no se comentó que podía ocurrir con la práctica de sexo anal).
A continuación, se ofrecieron imágenes de culos más chatos que 5 de queso en el antes, y esféricos perfectos onda tapa de Gente en el después, a fuerza de hilos y grasa, que han reemplazado a los sachets de siliconas. “Qué bárbaro, que bárbaro, doctor”, subrayaba Nequi Gallotti. “Estoy muy contento con esto”, dijo modestamente el galeno. “Es muy simple, práctico, no necesita internación...” La conductora remató: “Ha abierto un nuevo camino aquí, en 20 años menos”. ¿Qué pensaría Isabelle Huppert de la propuesta del doctor Luna de haber podido ver esta emisión de Utilísima? Probablemente no le interese renovar su pecoso derrière porque en Francia el culto del pompis, trasero o culo no está tan acentuado como en la Argentina. Donde más que culto parece una obsesión incontrolable.
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