las12

Viernes, 18 de junio de 2004

CABLES

Lo común y lo extraño

Por S. V.
Fueron dos en dos días, y tuvieron en común una edad, una situación pudorosamente calificada en los cables de noticias como “extraña” y, luego, un manto de silencio sobre sendos finales. “Investigan si chica mató a oficial en ‘extraña’ relación” apareció el lunes; “acusan a adolescente de 14 años de matar a un hombre”, el martes. En la primera noticia, una chica de 14 años se presentó en un juzgado para prestar declaración informativa por haber matado a un “oficial de policía vecino suyo en Longchamps”, habida cuenta de que la Justicia investiga si el disparo que hizo ella “fue accidental”. La hipótesis de la investigación llevada adelante por la jueza Marta Pascual es que la niña de 14 años mantenía una “relación pasional atípica” (que, al parecer, había comenzado cuando ella tenía 12) con el policía, y que tal vez la muerte de él se haya relacionado con ese vínculo. Las fuentes policiales declararon que “la chica tomó el arma del policía y empezó a manipularla, hasta que disparó la única bala que había en la recámara. El disparo hirió al policía en la espalda, por lo que el oficial inspector, que trabajaba en el Comando Patrullas de la zona, murió en el hospital”. La adolescente de este caso, si bien es asistida por un defensor oficial de menores, no se encuentra detenida, y asistió al juzgado acompañada de su madre.
En la segunda noticia, fuentes de la policía de Reconquista (Santa Fe) confirmaban que una chica de 14 años fue “acusada de matar de varias puñaladas a un hombre de 63, con quien anteriormente habría mantenido relaciones sexuales”. La adolescente “vivió una niñez careciente y fue madre hace un año de una beba que poco tiempo después murió en un incendio”, y su casa fue allanada por la policía luego de encontrado el cuerpo del hombre, sereno de un depósito. La adolescente se encuentra detenida.
En Argentina, no es inusual que –con ese mohín de inocencia que visten las negaciones– el estupro mude de nombre y se disfrace de rareza. Tampoco que una situación de poder asimétrica (él 31, ella 14; él 63, ella 14) que toma por botín el cuerpo de una menor se convierta, gracias a la magia de las declaraciones, en “una relación pasional”, capaz de purificar en los términos del amor arrebatado el abuso. Lo poco usual, en cambio, es encontrar que dos casos tan similares obtengan resoluciones tan dispares: en ninguno de ellos parece haberse velado por la salud de las víctimas del abuso que –muy probablemente– las convirtió en victimarias, pero en estos momentos una de esas chicas de 14 años está presa. Porque si hay algo que la exclusión puede asegurar es todavía más exclusión.

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