› Por Liliana Viola
Este suplemento y el suplemento SOY históricamente se han disputado la voz de Lohana Berkins a muerte y hasta la muerte. ¿Dónde correspondía que escribiera la furia trava? ¿Aquí o allá? ¿Hay realmente temas específicos para aquí y para allá? El tironeo se parecía visto de lejos a la perversa cuestión de los baños con silueta de damas y caballeros que deja a muchas personas afuera y justifica la desatención de necesidades mientras mantiene equívocamente a otros adentro haciendo de las suyas.
Por feminista, por lúcida, por trava, por militante, por más teóricas que las teóricas que leía y multiplicaba, por pedagógica y desopilante, por salteña, correspondía que la Berkins transitara por Las12 y por SOY, entre otros espacios por donde anduvo y andará. Y así lo hizo. Vistas de cerca y de lejos, las intervenciones de Lohana Berkins en la sociedad argentina representan la maravillosa cuestión de los cruces y las alianzas, de los reconocimientos mutuos en las vulnerabilidades y en las potencias y capacidades propias, adquiridas o por adquirir. "¡Por fin en un trabajo se pelean por tener a una trava! Ya llegó el futuro, chicas", solía decir la Berkins, que se las arreglaba para estar en todas partes sin entregar y sin tranzar, en todo caso, tejiendo, que es definitivamente otra cosa. Tejer es uno de los conceptos que pertenecen a la factoría trava y que no debería leerse como un argot sino como una red original de solidaridades.
Da pudor decirlo, pero no se aguanta no decirlo nunca: Lohana era una persona buena. Da vergüenza hablar de la bondad. Lohana, la trava que comenzó a cambiar el mundo, sacó del arcón de los desechos no sólo la existencia trava, sino a una de las virtudes más descalificadas en este último siglo: la bondad. No la bondad religiosa ni la estratégica, ni la de los tontos. Su furia trava es un ejercicio de la bondad, que entiende que somos vulnerables y dependientes y que nuestro mayor recurso es el otro. Bondad trava que no es la tentación de cerrar los ojos ante la agresividad sino entender que la salida y el copeteo también están entre las solidaridades humanas. La bondad es arrojarse al diálogo, escuchar las diferencias y el lado donde duele. La bondad da miedo, da envidia y da desconfianza. Ser buena como Lohana es ser valiente y hasta es ser transgresora en un momento en que la bondad, mucha más que la sexualidad y otras cuestiones, aparece regulada, ridiculizada y prohibida.
En este número SOY y Las12 se han repartido a Lohana Berkins en sus dos tapas armando un rompecabezas con su rostro, un juego de niñxs, un mensaje que dice: "Su voz renacerá… en nuestras voces". Un modo de replicar las uniones, los cruces, las alianzas, el ejercicio de la bondad, que tan bien le salían a nuestra compañera.
Y además, es un intento completamente fallido de cargar entre dos el dolor que nos produce ya no poder verla más.
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