Conocer a Lohana Berkins fue una revolución en mi vida. Ella estudiaba periodismo en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo y yo era su profesora. Inmediatamente los roles se invirtieron. O se travistieron. Armamos juntas un Seminario de “Géneros, cuerpos y subjetividades” cuando las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género no eran ni proyectos. Por ese espacio pasaron feministas y militantes LGTBIQ que nos transformaron a todxs cuando supimos que la revolución se hace en los cuerpos, en las cabezas y en los corazones. Tejimos un amor incondicional la una hacia la otra con nuestras infancias vulneradas y nuestro deseo de justicia. Nos hicimos familia. Durante mi segundo embarazo mi hijo León, de seis años, me dijo, señalando la panza, “Mamá ¿y si es travesti?”. Así de libres nos hizo Lohana. Nuestra Comandanta de las mariposas.