FOTO: JOSE NICOLINI

Yamila Corin tiene los brazos tatuados y fuertes y una voz dulce que invita a escucharla y a que otras madres sean escuchadas por ella. Tiene la fortaleza de enfrentar la prepotencia de abusadores cara a cara en la justicia y de saltear los pasos que buscan quebrarla para proteger a su hija o llevarla de vacaciones. Se sube a la tela con vigor y destreza y también con una agilidad que muestra que no se detiene ante nada y que el cielo también es un paraíso posible cuando solo la querían ver entre las penas subterráneas. Yamila es mamá protectora de una hija (ahora) adolescente y desde pequeña tuvo que protegerla del abuso sexual y de la injusticia que no solo protegía más al abusador que a ella sino que también buscaba revincularla con quien la niña había denunciado. Pero además creo Mundanas, una agrupación feminista que da talleres para prevenir y denunciar el abuso sexual en la infancia y editaron un manual para docentes.

El Encuentro de Mujeres, sin duda, tiene una deuda pendiente: hoy las nenas abusadas que denuncian a su progenitor no solo están expuestas a la injusticia, sino también a la presión por volver a ver y mantener una relación con quien las abusó. La desprotección de niñxs denunciantes requiere mayor espacio y lazos para generar nuevas estrategias.

Pero Yamila es quien pone el cuerpo, en las plazas, para que nadie se olvide que la impunidad de los abusadores sexuales en la familia es la peor de las amenazas. Y, este año, en la Plaza San Martín, juntó firmas para un petitorio en el que se explicita la “negativa enérgica y explícita a las revinculaciones de niños y niñas con sus progenitores violentos y abusivos”.