¿Por qué nos choca el perreo? Cuando aparecen discusiones sobre moralidad y la exposición de la vida privada pienso si nos choca porque observamos en esa práctica las mismas relaciones de dominación que aceptamos en otras esferas. ¿Esa encarnación tan despojada es lo que nos genera repulsión? En el tango, por ejemplo, hubo sometimiento desde siempre. Nos volvemos locos porque tenemos una represión de lo corporal muy fuerte, y eso tiene que ver con la moral victoriana que heredamos y con el aplacamiento de lo afro. El reguetón resulta impactante culturalmente porque no estamos acostumbrados; es interesante analizarlo así sin dejar de ver cómo esas nuevas formas de control social están actuando. En este tipo de manifestaciones hay dos cosas. Por un lado, la aplicación de la normativa: el perreo afirma la heteronormatividad. Desde lo simbólico, esa cuota de poder aparece en la identidad de género, juega un rol específico en los sectores populares, hipersexualizados. Se manifiestan de una manera cruda, es una representación del coito, no hay metáfora. Por otro lado, siempre hay una fuga, en esas experiencias siempre hay un emergente. En la música justamente lo que se analiza es cómo estas identidades de género aparecen en tanto subversión o reafirmación del orden social. Quizás en el perreo no haya sólo sometimiento, sino que la mujer también está pudiendo decir esto es lo que vivo. De alguna manera, hace su denuncia.

Etnomusicologa. Investigadora del Conicet. Su tesis doctoral es sobre tango queer.