Lunes, 5 de febrero de 2007 | Hoy
FúTBOL › EN LA SENDA DEL BICAMPEONATO
El campeón, el equipo que mejor fútbol terminó desplegando en 2006, arranca el nuevo torneo sin haberse desarmado y con los refuerzos precisos. Además, al no jugar la Libertadores, no dilapida los recursos.
Por Pablo Vignone
Hace menos de dos meses, Estudiantes de La Plata consumó una de las páginas más heroicas de la historia reciente del fútbol argentino, ganando de atropellada un torneo ajado al que le sacó brillo de dignidad con su conmovedora entrega, con la sensacional campaña con la que le descontó nueve puntos al líder Boca y le terminó birlando el título en una final agónica que sintetizó lo más excelso que posee el fútbol. Solamente por esa razón, el equipo de La Plata se habría hecho acreedor a la carta de crédito que lo sindica como el principal candidato a ganar el torneo Clausura que arranca el próximo viernes.
Pero quedarnos en ese detalle sería irremediablemente mezquino con el equipo que desplegó el juego más interesante, más audaz y atractivo de todo el torneo pasado, un campeonato condenado a la miseria y que acabó en altísima nota gracias al rendimiento superlativo de este equipo que, en esencia, sigue siendo el mismo conjunto que no pierde desde hace 13 partidos oficiales, acumulando desde entonces 12 triunfos y un empate.
Esa es la otra carta trascendental de triunfo que orejea Estudiantes cuando estudia el juego de sus adversarios. Mientras Boca perdió fútbol y River necesita terminar de armarse, el equipo de La Plata es, línea por línea, el mismo que ganó el Apertura. Las dos bajas que sufrió en el receso resultaron fisuras rápidamente calafateadas, y que no generan incógnita con respecto al funcionamiento del conjunto.
Estudiantes se consolidó como la escuadra de más aceitado rendimiento en base a un mediocampo muy ofensivo, probablemente el más agresivo del último tiempo, teniendo en cuenta el peso y la cualidad de sus nombres. En efecto, contando solamente con Rodrigo Braña como especialista en el quite, tanto José Sosa por la derecha como Juan Sebastián Verón –insustituible en este esquema– o el ahora retornado a River Diego Galván priorizaban desarrollar su tarea del medio hacia arriba. Por momentos, Estudiantes se convertía en una sólida masa atacante que arrollaba a sus rivales: quizás en el final del certamen los nervios pesaron más que las ideas y las victorias radicaron más en la presión asfixiante que en el fútbol, pero en el promedio (y se advirtió claramente en la final) la fluidez en el trato de la pelota y la multiplicación de los recursos en el juego se hicieron sentir. En teoría debieran tener, todavía, el mismo peso. El único que se fue es Galván, pero lo han reemplazado con un jugador de características exquisitas, Sebastián “El Canario” Vázquez, el volante de Nacional de buena pegada y llegada al área. Vázquez suena como alternativa más válida que Benítez o Saucedo, las otras variantes con las que Estudiantes contaba para la zona.
Lo que produzcan en el medio será aprovechado en consecuencia por el máximo goleador Mariano Pavone que, después de haber conquistado 11 tantos en el Apertura y de muchos rumores que lo vinculaban con un pase, se quedó en el club; y por la fantástica experiencia de José Luis Calderón, que en el cierre de su carrera muestra gran inteligencia para marcar los tiempos del ataque de su equipo sin haber perdido eficacia tanteadora.
Tampoco la defensa sufrió una sangría que hubiera podido ponerle un signo de interrogación al armado. Del equipo campeón sólo se fue Fernando Ortiz, y su puesto será ocupado por Sebastián Domínguez, el ex zaguero del último Newell’s campeón que vuelve al fútbol local tras su paso por el Corinthians. (¿Será cierto que Verón coqueteó con la posibilidad de interesar a su ex compañero del Inter, Walter Samuel, para que jugara en esa posición?) Domínguez tendrá como compañero de zaga a Agustín Alayes, el defensor más importante de la campaña campeona de Estudiantes, autor de goles clave, mientras que en los laterales se sostiene la solvencia de Marcos Angeleri y Pablo Alvarez, capaces de sumarle proyección a la marca. Desde el fondo están apoyados por una de las más agradables sorpresas que dio el equipo en la pasada campaña, el rendimiento del ex arquero de Huracán Mariano Andújar repentinamente promovido al arco titular y transformado en un bastión.
Estudiantes está armado: no necesita rodaje. Se tomó la pretemporada con calma, pero eso no supone que el hambre esté saciado. A favor de la próxima campaña en el Clausura cuenta con la ventaja de no verse obligado a jugar la Copa Libertadores (aunque sus hinchas preferirían hacerlo a pesar del handicap que pudiera significar) como, por ejemplo, River, Boca o Vélez, que tendrán necesariamente que desviar recursos y duplicar esfuerzos.
Será ésta, también, la campaña con la que sueña Diego Pablo Simeone para terminar de proyectarse definitivamente como entrenador en el seductor mundillo del fútbol europeo, un anhelo nunca disimulado por el ex volante de la Selección Argentina, que supo imprimir a su equipo algunas de las características que lo distinguieron como jugador, pero también muchas de las otras. Con un banco de recambio ajustado pero valioso (Maggiolo, Piatti, Lugüercio, el recién llegado Colace), tiene completo un panorama propicio como para aspirar justamente al bicampeonato.
CHANCES
9/10
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