Logró mantener la base del plantel que se desempeñó durante el Apertura. Pero esa aparente ventaja también es uno de sus máximos obstáculos. Porque ese equipo, que terminó cuarto en el torneo, es el mismo que seis meses después pretende perfilarse como uno de los favoritos al título. Sus fuertes volverán a ser los mismos que mostró el año pasado. Seguridad en el arco, custodiado por Oscar Ustari, y un poderoso frente de ataque, comandado por Daniel Montenegro, Germán Denis y un ascendente Ismael Sosa. Para reforzar esa área, Independiente trajo a José Moreno, de América de Cali. El desafío de Jorge Burruchaga será poder rearmar la mitad de la cancha, ya que Sergio Orteman y Sebastián Carrizo abandonaron el club de Avellaneda. El regreso de Lucas Pusineri, quien jugará en ese sector junto con Mariano Herrón, son la única alternativa del entrenador para suplir esas pérdidas. En la línea defensiva, el equipo no parece tener grandes desajustes porque, aunque Vladimir Marín dejó el club, Carlos Báez, de Cerro Porteño, se sumó al plantel.

La actuación de Independiente en el pentagonal de verano sembró buenas expectativas. Fue, junto a River, el único equipo que terminó invicto en el certamen (ganó uno y empató tres) y, por momentos, desplegó un buen funcionamiento. No tener que afrontar un campeonato internacional es una ventaja de la cual Independiente pretenderá sacar provecho. El Apertura fue una buena posibilidad para terminar de corregir errores. El Clausura dará la pauta de hasta qué punto pudo lograrlo.