LA CRISIS DE LA LIGA DE FUTBOL FEMENINO EN ESTADOS UNIDOS
Las chicas no tienen quien les pague
Mientras se juega el Mundial en el país y su selección nacional deslumbra, la Liga profesional de soccer femenino se fue a pique definitivamente, sin público ni sponsors. Los deportes colectivos femeninos no son negocio, parece.
Por Javier Casqueiro
Desde Washington
Las Madres del Soccer son un movimiento social, cultural y político digno de estudio en Estados Unidos, pero no generan suficiente dinero o interés en los grandes anunciantes para sostener una Liga profesional de fútbol. Cinco días antes de la apertura del Campeonato Mundial que se está celebrando en los Estados Unidos, los responsables de la Liga profesional femenina que se inauguró sólo hace tres años anunciaron el final de esta aventura tras 100 millones de dólares de inversión y una escasa respuesta de audiencia y de sponsors. El deporte femenino de equipos de clubes no cuaja en Estados Unidos.
La selección nacional, que sí atrae pasiones, está poniendo en juego en el Mundial su condición de campeona. Pero las circunstancias y la inoportunidad colgaron sobre las jugadoras anfitrionas y campeonas otra presión añadida. Creen que si hacen un gran papel podrían revitalizar al mercado, atraer nuevos patrocinios y salvar una Liga más que moribunda.
Los responsables de la WUSA, la asociación que creó hace tres temporadas esta Liga profesional femenina, no se dan ya tampoco esa esperanza. La junta que rige esa Liga se reunió hace tres semanas en Nueva York y acordó por unanimidad cerrar el negocio. Ya sólo queda una Liga profesional deportiva para las mujeres en Estados Unidos, la de básquetbol, también en crisis.
La WUSA ha invertido en estos tres años unos 100 millones de dólares. Y necesitaba entre 16 y 20 millones más para mantener viva la mecha. No los encuentran. No hay suficientes inversores de entidad dispuestos a apoyar más tiempo este extraño proyecto, que peleaba contra poderosos intereses comerciales y televisivos sobre otros deportes. Sólo estaban comprometidas dos cadenas de cable, Time Warner y Comcast, pero hacían falta otras seis grandes compañías. Los porcentajes de espectadores, en los estadios (6650 personas el último año) y en la televisión (0,1 por ciento de rating), eran ridículos.
El fútbol europeo, más conocido como soccer por aquí, es un deporte en auge en Estados Unidos, pero en determinados sectores más bien urbanos y con algunas barreras que parecen infranqueables. El soccer funciona bien entre los chicos más jóvenes (unos 8,5 millones) y las chicas (2,5 millones), sobre todo desde la aprobación de una ley federal (título IX) que prohíbe la discriminación deportiva en las escuelas. El Mundial masculino organizado en 1994 fue un éxito de público y económico, pero no ha permitido todavía desarrollar una Liga profesional de un nivel medio europeo.
Los éxitos de la selección femenina, campeona en 1991 y 1999, dispararon durante un tiempo la atención general sobre este deporte. Sobre todo tras la final del torneo de hace cuatro años, disputada ante más de 90 mil familiares fans en el Rose Bowl, y que cautivó una audiencia televisiva de 40 millones de consumidores. Se construyeron, incluso, dos iconos sobre la figura de Mia Hamm, la mejor jugadora, y de Brandi Chastain, que se quitó la camiseta para celebrarlo.
Pero ese espejismo ha durado tres temporadas. El fundador del invento, John Hendricks, ha reconocido que, además de los bajos índices de audiencia y las pobres inversiones publicitarias, tampoco ha ayudado nada la crisis económica general que vive el país.
“Ahora sólo queda esperar un milagro”, dicen algunos directivos y las más optimistas jugadoras. La única solución mágica puede llegar ser el Mundial, que se disputa en seis ciudades de Estados Unidos, un torneo que parece maldecido tras ser suspendida su organización en China el pasado mes de mayo por la epidemia del SARS y que sufrió la amenaza del huracán Isabel.
Estados Unidos, formada por 19 jugadoras enroladas en alguno de los ocho equipos hasta ahora de la WUSA, es la favorita. Ya se clasificaron a los cuartos de final, como las chicas de Noruega, Alemania, Brasil, Canadá yRusia, tras ganar invictas su grupo, después de derrotar 3-1 a Suecia, golear 5-0 a Nigeria y superar ayer 3-0 a Corea del Norte, ante 17 mil espectadores. Ya piensan en el duelo revancha del miércoles contra las noruegas, actuales campeones olímpicas, que las vencieron en la final de Sydney 2000. Y si ganan, pueden empezar a rezar.