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En un partido que no tuvo buen fútbol pero sí un final emotivo, en el que ambos equipos se repartieron chances para definirlo, River apenas sacó un empate 1-1 en su visita a Unión, que hizo de local en la cancha de Patronato de Paraná, Entre Ríos. Los goles fueron de Lucho González, para los de Núñez, y Rubén Capria, de tiro libre, para los santafesinos. Desde la perspectiva de los visitantes el resultado significó dos puntos menos en su lucha por el título y el abandono de la primera posición a manos de los hasta ayer escoltas, Boca y Vélez.
River tuvo un buen comienzo y parecía dispuesto a liquidar rápido el trámite, aunque la ausencia de valores como Andrés D’Alessandro y Eduardo Coudet no pasaba inadvertida. Por su parte, gracias al buen trabajo de sus volantes Cristian Giménez, Jorge Priotti y Cristian Ríos, Unión terminó complicándole el juego al conjunto de Núñez, obligándolo a ceder el protagonismo y la pelota. Fueron los santafesinos los que primero tuvieron oportunidades para abrir el marcador, una de Cristian Wernly –que fue gol, pero el árbitro Gustavo Bassi anuló porque cobró una dudosa posición fuera de juego que le marcó el juez de línea– y otra de Pablo Islas, que no prosperaron pero le sirvieron para ganar en confianza.
Sin embargo, fueron los de Manuel Pellegrini los que se pusieron en ventaja, a los 15 minutos, luego de una avivada de Daniel Ludueña, quien vio entrar por la derecha a Lucho González y con un pase cruzado habilitó al ex Huracán para que éste definiera sin problemas ante la sorpresa de Diego Olivera, que se limitó a verlo pasar por afuera. Pero el gol no les quitó actitud a los locales, quienes siguieron ganando en el medio e intentando por el lado de Ríos. Sin embargo fue Capria, que hasta entonces hacía poco, el que a los 32 consiguió emparejar el marcador con un golazo desde la puerta del área, de tiro libre, que se clavó en el ángulo derecho del arco de José María Buljubasich.
En el complemento, Unión se mostraba mejor pero carecía de ideas para llegar jugando al área rival y terminó apostando al pelotazo largo. River fallaba arriba por la flojedad de Esteban Fuertes y Darío Husain y le costaba mandar en el medio, donde Leonardo Astrada y Guillermo Pereyra no hacían del todo pie; tampoco Ludueña y González aportaron para que River llegara con mayor claridad. El ingreso de Coudet y Fernando Cavenaghi le dio otro rostro al conjunto de Pellegrini y entonces sí las llegadas al arco de Nereo Fernández fueron más y mejores, aunque el arquero respondió muy bien a las exigencias. Sobre el final, Buljubasich le tapó un buen remate a Giménez y Fernández salvó dos veces su valla ante Cavenaghi primero y, luego, ante Lequi, quien cabeceó en el área chica sobre el pecho del arquero.