Gimnasia mostró un buen rendimiento en la cancha de River, y el empate que consiguió cerca del final fue la recompensa para un plantel que cuando manejó la pelota lo hizo con criterio. El visitante intentó siempre desbordar por los costados, para luego de-sembocar con envíos al área o con remates cruzados. De esa manera exigió con continuidad a Navarro, que en el primer tiempo tuvo que esforzarse para taparle un remate a Ormeño primero y a Aued más tarde. Otro que también complicó al arquero fue Stracqualursi, que casi convierte con un cabezazo. La sorpresa de los platenses fue muy grande cuando Buonanotte marcó el segundo gol, y encima las intenciones ofensivas no tenían respuesta en el arco rival.

Pero Gimnasia encontró las soluciones con los remates de media distancia. A los 28 minutos del segundo tiempo, el chileno Ormeño dominó la pelota en el círculo central, y después de adelantarse unos metros remató recto para ubicar la pelota al lado del palo. Navarro alcanzó a tocarla, pero no pudo evitar que entrara en el arco.

La incertidumbre se mantenía hasta que el ingresado Cuevas construyó una gran jugada personal: el chico encaró en diagonal de derecha a izquierda, dejó a dos hombres en el camino a mucha velocidad, y cruzó la pelota con un tiro de zurda para marcar el empate final.

Rinaudo estrelló la pelota en el palo en el último minuto, pero el premio por tanta entrega ya se había logrado.