FúTBOL
La hora (y media) de Bilardo
A las 15.26, cuando su singular figura emergió de la manga que se levantaba en el campo de juego, traje azul, corbata al tono,
Carlos Bilardo tuvo la sensación de estar viviendo un sueño. “Borombombón, borombombón, es el equipo del Narigón...”, atronaban más de 20 mil gargantas en el estadio de Gimnasia.
“A la gente sólo me queda agradecerle. Lo que hicieron es para que uno se emocione. Porque aquí, en la cancha de Gimnasia, o el otro día en el country (de City Bell, cuando dirigió su primera práctica), lo único que me brindaron es apoyo.”
Hizo todas: hasta meterse adentro de la cancha (foto) pese a los esfuerzos del cuarto árbitro, Jorge Frezzotti, para impedirlo, y hacer un típico cambio de esos para ganar tiempo y cuidar el triunfo.
“Nos desordenamos y nos empataron, pero hay que tener en cuenta que el rival era dificilísimo”, se excusó Bilardo. “Había que salir a buscarlo y por eso nos fuimos arriba. Y se nos dio. Creo que el partido tuvo un ganador lógico.” Y siguió: “Las cosas van a ir saliendo de a poco. Los muchachos tienen que saber cuándo hay que apurar, cuándo hay que frenar, cuándo hay que proteger la pelota, cuándo hay que tirarla lejos. Con el tiempo vamos a mejorar”, aseguró.