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A partir de la alianza que sellaron Néstor Kirchner y Hugo Chávez apenas descubrieron las coincidencias de sus emprendimientos políticos, las diferencias idiosincráticas entre Argentina y Venezuela, insondables hasta la emergencia de las revoluciones sudamericanas del siglo XXI, se acortaron a tal punto que ya no es un delirio imaginar la confección de un laboratorio sonoro bilateral dedicado a empujar a la vanguardia electrónica hasta sus confines. El tándem esbozado por el productor y dj local Nehuen y su par caraqueño Cardopusher es consecuencia de la vicisitud –la misma que los llevó a establecerse en Barcelona hace más de seis años, ante la imposibilidad de hacer carrera en sus respectivos países– que los arengó a diseñar el único acto latinoamericano (junto al del dj chileno Luciano) del festival catalán de música avanzada Sónar, que se celebrará entre el 13 y el 16 de junio. “Vamos a ofrecer un dj set con todas las letras”, adelanta el exponente bonaerense, vía Skype, antes de su performance. “No hay mucho misterio, por ahora tira hacia un techno un poco oscuro.”

Nehuen (alias de Nehuen Mac Allister) y Cardopusher (alter ego de Luis Garbán) llegan a esta vigésina edición del Sónar tras fundar su propia disquera, Classicworks, participar –cada uno por su cuenta y en años distintos, el primero en 2011 y el otro en 2008– en el escenario Red Bull Music Academy que acoge el festival, y foguearse en el mismo colectivo artístico, B.Low (orientado al dubstep), gracias al que se convirtieron en referentes cluberos de la noche barcelonesa. “Como nuestros gustos son parecidos, la música que hacemos acaba en la misma onda”, afirma la media naranja argentina, que hasta el momento firmó en conjunto el EP Split 01, en el que conviven el techno y el house analógico. “Pese a que hicimos proyectos más latinosos, el sello apunta hacia otro lado”, asegura.

Si el combinado no apeló a su origen para marcar la diferencia con respecto del resto de la oferta electrónica mundial es porque su punto de encuentro apunta esta vez hacia un estadio superior. “Pensamos demasiado parecido. De toda la crew de la que formamos parte, nuestra comunicación era la más cercana. Ambos chupamos del MTV Latino de los noventa. Cuando hablamos de eso, y recordamos el programa Conexión, nos cagamos de la risa porque sabemos de qué se trata”, ubica.

Aunque esta edición de uno de los festivales musicales más importantes del mundo ocurre con España, fogoneando ideas para salir de la crisis, Nehuen apuesta por seguir construyendo su trayectoria en la Ciudad Condal. “Mucha gente se puede ir a Berlín, pero está la barrera idiomática y cultural, y hay un espectro sonoro más cerrado. Si me quedo es porque acá fue donde me dieron la oportunidad para mostrarme”, reconoce. Es que incluso siendo uno de los exponentes latinoamericanos mejor ponderados en la electrónica española, el artista argentino poco curtió las bandejas en las pistas de baile porteñas. “Me fui porque quería estudiar sonido y la escuela allá era cara. Trabajaba en un call center, y ahí me di cuenta de que nunca iba a poder comprar unos equipos si me quedaba. Me ofrecieron un trabajo en Barcelona, y, como tenía nacionalidad italiana, me fui”.

No obstante, el deejay de 27 años actuó en Buenos Aires el verano pasado y considera que la movida local supera con creces la de la capital catalana. “La diferencia está en las fiestas. Allá hay muchas, y de paso son interesantes. Al mismo tiempo, hay un espectro grande de discotecas, mientras que acá se reduce a cuatro o cinco. El underground barcelonés está muerto.”