Domingo, 5 de marzo de 2006 | Hoy
YO ME PREGUNTO
Cuando andamos calzados, usamos za-patos.
Cuando no, andamos des-calzos.
¿Qué es lo contrario a za-patos? Za-patas. Patas.
Y como dato adicional, los patos olemos bien.
El Pato Gnato
En tiempos inmemoriales un grupo de patas escandinavas, en busca de mejores hábitat, abandonó los lagos peninsulares a pie. Ni volando, ni nadando; a pie. Querían conocer bien la región. Terminaron en España. Naturalmente, cuando decidieron afincarse, las extremidades de estos animalitos eran una inmundicia maloliente. El vaho era insoportable. “¡Qué olor a pata escandinava!”, empezaron a decir los lugareños. Pero el gentilicio era molesto, así que lo sacaron. Tiempo después, ya el olor de cualquier sucio era adjudicado a las inocentes aves.
El Pato Carré
Una vez un pato se montó a dos de sus hembras en el mismo instante y cuando relataba su hazaña, los demás patos les decían yo también me monto en dos patas a la vez y para salvar esta confusión desde ese momento a las patas (extremidades) las comenzaron a llamar pies, o sea, el verdadero nombre de los pies son patas.
El Pato Lucas
Para evitar el conflicto con los pieses.
Bípeda académica
Según los estudios realizados por la Real Academia Argentina del Lunfardo la acepción “pata” se aplica desde el 17/10/45 para aludir a los pieses que luego de una larga caminata se introducen en las aguas de las fuentes de la Plaza de Mayo para su refresque, en una suerte de rito al estilo hinduista que implica un baño en las sagradas aguas del río Ganges.
El Gorilón estudioso
Porque si pisan una pata... queda un pato viudo.
El Patero patagónico
Porque si seguimos a “Pie juntillas” lo que dijo Mostaza: si vas paso a paso al menos empatas.
El patovika que te rompió la pata
Hace 7500 años, algunos hombres, quienes tenían una contextura física menor a la actual, se transportaban subidos a una robusta variedad de patos, de preferencia hembras, alabadas por su vasto plumaje, que cubría los pies humanos. En tribus cercanas como los HushPup o lo OldGrim se creía que los patos eran realmente los pies de aquellos hombres y se los llamó “¡patas!” en relación con el género. Otra curiosidad es que el graznido de los patos se oía como “ za”.(za-za-za). De allí que en el correr de los años devino en el significante za-pato la referencia al calzado humano. Desmentimos la versión sobre la sinonimia derivada del nauseabundo olor de los patos y su equivalente olor del pie humano.
Elza-Patero de Villa Crespo
Porque en la Revolución Mexicana todo un ejército peleó a las patadas al grito de ¡¡¡Viva zapata!!!
Marquitos el Chiapa, perdón, el Chapa de la Villa (que no es ningún Pancho)
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