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Calogero Scimea, fotógrafo, no tenía motivos para estar en esa boda. Nomás estaba por un amigo enfermo, sustituyéndolo para que Valentina e Ignazio, novios desde la adolescencia, pudieran tener fotos del día de su matrimonio.

Esto pasó en Sicilia, y cuenta el diario Daily Mail que Calogero tuvo la brillante idea de pedirles a los novios que posaran con armas.

“Estamos tratando de establecer si el arma se disparó en manos del fotógrafo o cuando se la estaban pasando a él”, explica el vocero de la policía, el coronel Teo Luzi.

Mientras estaban tratando de armar una escena con las armas para lograr una foto que en Sicilia debe ser algo clásico —única forma de explicar el macabro tableau—, uno de los rifles de caza se disparó y lo alcanzó al fotógrafo en la cabeza, matándolo de inmediato.

Los padres del novio se enfrentan a un posible cargo de muerte culposa, ya que la tragedia sucedió en su casa. Los novios, luego de que Calogero murió delante de ellos, cancelaron la ceremonia en un estado de shock. Algo nuevo, algo usado, algo azul, algo prestado, pero esto no entraba dentro de ninguna de esas categorías.