Con tiempos difíciles llegan medidas desesperadas. En el caso de Júzcar, en Málaga, la necesidad ha hecho que dejara de ser un típico pueblo blanco español y se volviera azul. Así, el pasado jueves, sus típicas casitas encaladas, la iglesia y algunos vecinos del municipio amanecieron color del cielo. ¿Por qué? Por amor al marketing. A modo de promoción del film Pitufos 3D, la productora Sony Pictures decidió convertir la petit comarca en la mítica ciudad de los coloridos gnomos ficcionales creados por el historietista Peyo. Referéndum mediante, los habitantes accedieron, con una condición: a cambio de la metamorfosis edilicia, pidieron trabajo para los parados de la zona, doce desempleados que, gracias al plan canje, se volvieron momentáneos pintores, vertiendo nueve mil kilos de pintura en las casas de sus vecinos.

“Querían que fuese un espacio ligado a la ecología y la sustentabilidad. Además, Júzcar está muy vinculado con la micología y los pitufos viven en las setas”, explicó David Fernández, alcalde del municipio. Además de perder su característico blanco radiante, Júzcar fue “intervenido” con un pitufo en cada balcón, boinas blancas, ropa azul y un frase contagiosa: Ahora, todos se saludan al son de “Hola pitufo”. Todos menos Bartolomé, un jubilado a quien, con su gato en brazos y a puro escobazo, le ha tocado personificar a Gárgamel.

¿Hasta cuándo durará la marea azul? Dado que el estreno de la película es el 12 de agosto, la comarca permanecerá pintada hasta septiembre y, luego, será la gente quien defina si vuelve al blanco original o mantiene el look de cuento. Mientras, el funcionario ya ha asegurado que aprovechará la promoción para situar el lugar en el mapa turístico, con “rutas pitufas” y un “mercapitufo” (por mercado, se entiende...). Incluso prevé un casamiento con temática pitufil y un manto azulado para la Virgen de la Moción en la próxima romería.