“Desciende al insólito y oscuro mundo de los videos inadvertidos de YouTube”, tienta el medio geek Gizmodo, acercando una prometedora invitación: la de ingresar a una web que reúne los videos menos vistos (o, para el caso, nunca vistos) del sitio clipero por excelencia. Considerando que se suben más de 100 horas de material por minuto y, por tanto, nadie puede ponerse a tiro y disfrutar de las excéntricas bondades que dicha red tiene para ofrecer, vale una sentida loa ante Petit Tube –tal nombre de la propuesta–, una página que exhibe aleatoriamente a: un filipino y su ukelele, la cabina de un camión, tres tipos colgando un cartel de búfalo, veinte segundos de un velorio oriental (cajón incluido), pollos pixelados cacareando, una chica saltando sobre una cámara elástica, avisos caseros de coches, un show de armaduras míticas, entre otras injustificadas escenas compartidas en Internet. Todas con una característica en común: que nadie (o apenas un manojo de personas) le han dado click desde que han sido subidas.

“YouTube es una bestia como ningún otra –bizarra, adorable y un tantito racista–. Así que procede con cuidado; nunca se sabe con qué te toparás”, aconsejan periodistas varios, subrayando, en principio, el carácter adictivo de Petit Tube, y luego que la idea no es precisamente original... Después de todo, a comienzos de este año, salió al ruedo Forgotify, sitio que dispara canciones al azar, seleccionadas del repositorio de Spotify bajo la condición que haya registrado cero escuchas. Como comenta la revista Inrockuptibles francesa, es la llegada “del Normcore del video y la música”. Aunque, descontextualizados, de “normales” tengan muy poco.