Domingo, 12 de noviembre de 2006 | Hoy
PáGINA 3
Por Patti Smith
Jeanne Moreau es realmente algo especial. Hay una escena en la que ella es una casta maestra de escuela en la superficie, pero por dentro es como una cerca de alambre de púas ardiente. El es una especie de Burt Lancaster italiano que camina a través de los campos con una gran medalla dorada de San Cristóbal en el pecho y la camisa abierta, apesta a viñedo y tiene una motosierra porque es un leñador. Y entre ambos se siente toda la tensión, porque uno sabe que lo van a hacer. Y cuando lo hacen, no te decepcionan.
Cuando cogen es algo realmente denso. Es ahí en el campo. El camina en cuatro patas ladrando como un perro y ella tiene puesto este vestido de chiffon, que él le hace jirones. Apenas se lo arranca, ella se transforma instantáneamente en un animal.
Es grandiosa. Para mí, la manera en que conquista a un tipo... realmente estoy estudiando a Jeanne Moreau. Si cuando crezca soy como Jeanne Moreau, no podría pedir nada más. Es tan autocontenida... Podría encender un incendio forestal. Hace poco, vino a mi recital en Francia. Me sentía tan honrada que ni siquiera le hablé.
Me gustaría que Jeanne Moreau me podase, porque entonces empezaría verdaderamente a crecer. Ella es grandiosa. Anna Magnani era grandiosa. Piaf era grandiosa. Ellas significaban tanta emoción. Como Janis Joplin, que también tiene mucho. Pero Jeanne Moreau... tiene cerebro. Es como si sus movimientos tuvieran un intelecto propio.
Después liquida al tipo. Durante dos días, bajo truenos y relámpagos, rodeados de campos ardientes, mientras el mundo entero se volvía loco, ellos cogieron. Había luchas raciales y pobreza y gente matándose la una a la otra y todo estaba en llamas, y ellos seguían cogiendo.
Y luego él dice, al final –él es tan estúpido–, él está enamorado de ella así que está tratando de ser amable, pero mete la pata y dice: “Me estoy yendo mañana”. El es italiano y no lo aceptan en este pueblo francés. Pero no se le dice a una mujer que te vas a ir después de que te la cogiste durante dos días. Si te vas, te vas rápido, porque si no te vas a morir.
Así que ella sale corriendo y llega a la ciudad hecha un desastre. Es como una leona y aparece con su vestido de chiffon todo ensangrentado y sucio, pero parece realmente satisfecha. Las mujeres del pueblo que la ven llegar se ponen histéricas: ella es el símbolo de la pureza, su Madonna, su Marianne Faithful, y no pueden creer que esté tan mancillada. “¿Fue el italiano? Fue él, ¿no?” Ella los mira y dice “Oui”. Dice oui tan bien que es como si dijera “yeah” –de hecho, yo podría jurar que dijo “yeah”–.
Mataron al tipo con mazas, rastrillos y palas, pero ésa es otra historia. La cosa es que, después de que lo reventó, quedó exhausta de haber sido tan bien cogida bajo la lluvia y los relámpagos.
Entrada $ 5. Estudiantes y jubilados $ 3.
Av. Corrientes 1530.
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