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Domingo, 14 de noviembre de 2004

“No puedo resolver mi Edipo”

A los 19 años, Theodora Richards es la mayor de las hijas de Keith, el más cool de los Rolling Stones. Debería ser una niña caprichosa, pero Keith y su madre, la supermodelo Patti Hansen, trataron de evitarlo. Antes de que su hija pudiera adquirir el gusto por la buena vida, la sacaron de escena. “Me crié en Connecticut, y vivir en el campo fue maravilloso. Mis padres se mudaron allí porque querían que Alex y yo estuviéramos lejos del ambiente de la ciudad. Sería una persona distinta si hubiera crecido en Nueva York. No sé si estaría viva.” Theodora creció en una casa grande cerca de un bosque, con papá, mamá, su hermana, un perro y las visitas de sus hermanastros Marlon y Angela (y la ex mujer de Keith, Anita Pallenberg, que es parte de la familia). Parece una visión del sueño suburbano norteamericano. ¿Lo fue? “Fue nuestra propia versión de eso”, dice Theo. “No me gusta decir que nuestro estilo de vida es normal. Odio cuando las celebridades dicen que son normales y van al cine y al shopping como todo el mundo. Es mentira. Mi papá es un Rolling Stone. Ésta es mi familia, así me crié y es todo lo que conozco.”
Las hermanas fueron a la escuela local, no a un prestigioso establecimiento privado, porque Keith no quería transformarlas en herederas desconectadas del mundo. Cuando podían, se reunían con su padre en el lugar del mundo donde sus giras lo llevaran. “Fue difícil, porque él estuvo ausente mucho tiempo, y yo lo extraño terriblemente cuando se va. Pero nos arreglamos.” La imagen de su padre es la del hombre salvaje del rock, pero Theodora conoce otro aspecto de él. “Todo el mundo dice que soy muy educada, y si es así, se lo debo a papá. Es el hombre más gentil que conozco. Me retaba si yo no decía ‘gracias’ y ‘por favor’, y cuando éramos chicas no nos permitía apoyar los codos en la mesa ni cantar o jugar durante la cena. Pero es un padre amoroso. Siempre nos cantaba canciones y nos leía cuentos antes de dormir, incluso en las giras.”
Theodora tiene una relación muy cercana con su padre, y hace poco viajaron a Los Angeles juntos. “Nos quedamos charlando hasta la madrugada. Hablamos mucho de su drogadicción: jamás usé drogas, y no pretendo hacerlo. Mi padre tuvo una segunda oportunidad. Es tan bueno y tan fuerte; el hombre más poderoso y sabio que conozco. ¡No puedo resolver mi Edipo! Lo lamento por mis novios, pero nunca van a ser mejores que Keith.”
Theodora parece una adolescente normal hasta que habla de su vida en las giras: entonces aparece el lado más extraordinario de su vida. “Mi hermana, Lizzie y James Jagger, Leah y Tyrone Wood, todos pasamos nuestra infancia siguiendo a nuestros padres alrededor del mundo. Llegábamos a los hoteles tarde a la noche. A veces alguno de nosotros conseguía una habitación mejor, así que todos nos reuníamos ahí. Mirábamos películas, pedíamos servicio de habitación, y después nos dormíamos en la misma cama.” Los chicos tienen un lazo sólido, según Theodora, indestructible. “Nos criamos juntos, y nos entendemos perfectamente. Tenemos los mismos problemas y las mismas ausencias. Pero la pasamos bien. Cuando nos reunimos, es como terapia de grupo, pero una terapia divertida. Yo adoro a Lizzie. Es un personaje. Tiene la risa más contagiosa del mundo.”
A diferencia de Mick, Keith aprueba la carrera de modelo de su hija. “Papá confía en mí. Sabe que tengo los pies en la tierra y que nunca voy a dejar que me pongan en una situación incómoda, o que me usen, lo que sea. Y si me maltratan, bueno, papá se va a ocupar de ellos.”

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