Fútbol, política, negocios, Justicia...En Central todas las facetas institucionales tienen una sincronizada relación. Resultado de ello será la imagen que aparecerá desperdigada en el campo de juego una vez que el Apertura haga sonar su pitazo inicial. Pero, para entonces, ya no habrá lugar a las sorpresas. Por estos días una rauda dirigencia canalla va detrás de los inversores. Algunos de ellos, por caso, fueron acercados por el actual cuerpo técnico. Otros, en cambio, fueron adversarios políticos a la actual conducción e, incluso, desfilaron --aunque con papel secundario-- en la causa penal iniciada por Pablo Scarabino sobre los ex dirigentes. Es decir, a aquellos que fueron apuntados como enemigos hoy se les abre las puerta del Gigante de Arroyito.

En sus primeros meses de gestión Pablo Scarabino debió hacer frente a una realidad institucional que, tiempo después, la Justicia desnudó (convocatoria de acreedores y causa penal). Uno de los frentes abiertos lo tuvo al máximo dirigente auriazul cruzándose cartas documento con Orlando Vignatti, quien reclamaba el pase de Germán Rivarola, adquirido a la anterior Comisión Directiva por casi un millón de dólares.

El vínculo con el empresario de los medios de comunicación se quebró, ocasionando problemas para ambas partes. Hasta que un amigo en común los reunió en una mesa: Antonio Vanrell. El ex vicegobernador asumió el papel de mediador y logró el acercamiento. Pero meses atrás otra chispa encendió los antagonismo entre empresario y dirigente. Fue cuando el juez en lo penal Alfredo Ivaldi Artacho, por entonces a cargo de la causa que investiga a los ex directivos de la institución por posible "administración fraudulenta", citó a Vignatti para una declaración testimonial. ¿El motivo? El magistrado, en sus escrito, no echó luz sobre las causas de la citación del empresario.

Molesto por el requerimiento judicial, los abogados de Vignatti recusaron al juez, luego el magistrado se excusó a seguir en la causa y ahora los lánguidos tiempos judiciales llevaron al expediente 1065/03 a quedar a merced de la Sala Tercera, quien aún no se expidió sobre la excusación del juez y las diferentes recusaciones que aguardan de resolución en el expediente.

Pero la reconstrucción institucional no gozó del mismo ritmo que el deportivo. Hoy hay que pensar en armar un plantel para la próxima temporada. Los tiempos urgen y no alcanza con la mano pedagógica de José Aurelio Pascuttini. El club necesita de refuerzos para pararse en un lugar de protagonismo. Para eso hace falta dinero. Y los inversores que fueron convocados son los mismos que el titular canalla enfrentó al llegar al sillón canalla.

Vignatti, junto a Horacio Carbonari, más un abogado y un representante de jugadores, fueron llamados para armar el proyecto futbolístico del primer equipo. En la mesa de negociación se conversa sobre las utilidades (entiéndase jugadores) que la institución cederá a quienes acerquen los recursos financieros. En primer lugar quienes apostarán su patrimonio en el club solicitaron los pases de Marco Ruben, Cristian Villagra y Angel Di María. Esa pretensión extendió las conversaciones por algunas semanas más de las pensadas. Y mañana se volverán a reunir las partes para echar luz sobre un convenio con algunos matices (los porcentajes de los jugadores serán determinados por el tipo de oferta y su origen). Pero está claro el rol que juegan cada uno de los protagonistas y el paso atrás que dio dar Scarabino.