Distintos acontecimientos que sucedieron en las últimas semanas, ponen en evidencia la importancia cada más relevante que tienen para las arcas de los clubes de fútbol las divisiones inferiores, más conocidas como "las joyas". Por un lado, y a nivel nacional, el blanqueo de un club como River Plate, que informó sobre el acuerdo con un grupo inversor, que pondrá una buena cantidad de dólares a cambio de obtener porcentajes de juveniles -algo que podría ocurrir a partir de hoy en Central, si arreglan el promocionado acuerdo con el grupo inversor- y por el otro, el fallo emitido la semana pasada por la justicia rosarina, que obligó al club Defensores de Banfield de Casilda, a dejar en libertad de acción y otorgar el pase a un jugador menor (Gastón B., de 17 años), cuyos padres habían planteado un recurso de amparo al negársele la posibilidad de jugar para el otro club del pueblo, colocaron el tema de los pibes futbolistas en un primer plano, muy difícil de sostener emocionalmente, y por el que muy pocos clubes y padres batallan para tratar de ponerle un límite, tentados por la salvación económica y financiera.

Que los manejos indiscriminados, llevados a cabo con la complicidad de instituciones, padres y representantes, sean moneda corriente en el fútbol, no dejan de sorprender. Lo que verdaderamente asusta, es la velocidad de los tiempos que corren. Claro que no todos los chicos que pugnan por lograr estar en los lugares de privilegio. Quien haya tenido contacto con padres de jugadores de alguna de las divisiones inferiores en Rosario, sabe perfectamente de qué se trata.

La presencia, en este sentido, de personajes ligados a los grupos violentos, en los predios donde entrenan las divisiones inferiores -¿pueden seguir llamándose así?- llevó a muchos padres de jugadores que pueden llegar a ser promovidos, a tener que elegir entre dos opciones, sin tener otra salida. O bien se arregla con algún representante de fluidos contactos con la barra, o directamente el técnico condena a su hijo al ostracismo; haciéndolo calentar el banco hasta que, harto de la injusticia, decida irse del club, abandonando de esta manera el sueño de su vida.

Así lo explicaba el padre de un pibe, que pidió la lógica reserva de su nombre, ante el temor por las represalias. "Siempre que hay partido viene alguien de la barra para que arregles con tal o cuál representante. Y si te le plantás, como hice yo, aunque el chico tenga condiciones, misteriosamente aparecerá en el próximo partido, sentado en el banco de suplentes o jugando en la rosarina. Por suerte, para mi pibe, hay chicos que están lesionados y él puede jugar, pero no sé hasta cuándo aguantará esta situación, porque además no te dan el pase", relató el papá con fastidio.

En este sentido, el fallo de la Sala IV de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, integrado por Walter Peyrano, Avelino Rodil y Edgar Baracat, podría sentar las bases de una nueva manera de administrar las transferencias, que tendrían los padres de futbolistas menores de edad, un terreno donde las ambiciones desmedidas van a contramano de cualquier lógica.

En el texto se menciona que "el fichaje de un futbolista menor aficionado no convalida que se niegue su pase definitivo mediante la mera invocación de reglamentación legal y administrativa, cuando la aplicación de esta viene a generar un quiebre del orden constitucional, un desconocimiento del interés superior del niño tan protegido por la jurisprudencia actual, y un inaceptable desmedro de las prerrogativas que les incumben a los padres en ejercicio de la patria potestad".

El Tribunal sentenció que "el fichaje de un futbolista aficionado menor de 18 años no acarrea una suerte de vasallaje (vínculo) perpetuo, irrevocable y en cualquier caso de aquel respecto de su club de origen, ya que razones atendibles pueden concurrir para que esta -sin desmedro de sus derechos de formación deportiva- no pueda oponerse a su libertad de acción cuando se aducen razones atendibles y no se contraponen motivos ponderables".

De ahora en adelante, los padres de los jugadores, como el del chico de Casilda, quien calificó al fallo de "espectacular", tendrán en cuenta la reciente sentencia a la hora de pelear por una transferencia. Un condimento extra para saborizar un negocio, que al estar sostenido por tanto dinero, debe marear hasta al progenitor más sensato.