La aparición de juveniles talentosos en los últimos tiempos, y las cifras millonarias que giran alrededor de ellos, debería abrir necesariamente un debate sobre el futuro que tendrán las divisiones inferiores en los clubes de la ciudad. Jugadores que son transferidos antes de debutar en primera división, o de los cuales directamente venden un porcentaje para una futura venta, son moneda corriente en el fútbol rosarino. En Central, la llegada de dinero fresco depende del acuerdo con el grupo inversor, quien a cambio pidió porcentajes de los pibes Marco Ruben, Cristian Villagra y Angel Di María. Hoy será un día clave para definir cuáles son los futbolistas y qué porcentajes tendrán los inversores. Seguramente, con esa plata, el club le traerá al técnico los refuerzos "de renombre" que necesita, pero a la hora de una futura transferencia, la institución verá reducido notablemente el capital por el que depositó sus esperanzas e invirtió mucho dinero.

En Ñuls, el tema sale a la luz cuando la transferencia se concreta. Como el caso del pibe Federico Laurito, con 16 años recién cumplidos, fue vendido al club Udinese de Italia en un millón setecientos mil dólares, aunque en las arcas rojinegras ingresará el nada más que el 15% de esa suma. O bien, cuando piden cotización por alguna "joya". Como el chico Miguel Torrén -a quien Pumpido declaró intransferible-, que se ha convertido en uno de los casos emblemáticos de las inferiores leprosas. Con solo 17 años, el defensor debutó en primera en el torneo pasado y ya hay ofertas millonarias por él.

Finalmente, el caso de un futbolista que cumplió recién 14 años el pasado 10 de febrero, Cristian Battocchio, quien será promovido para realizar la pretemporada junto al plantel profesional en Mar del Plata.