"Fumar obliga a salir de los edificios antes de que exploten". Esta cita de Federic Beigbeder, tomada de su libro Windows on the World, le sirve a Lila Siegrist (Rosario, 1976) para describir la pregnancia, en su obra, de lo que los cineastas llaman "el fuera del campo". Los videos de Lila Siegrist parten de la construcción minuciosa de un pequeño mundo, mitad verdadero y mitad ficticio, al que luego ella toma con cámara fija durante unos minutos, creando una especie de foto con tiempo incluido. La quietud expectante de los objetos (tiernamente domésticos, vagamente anticuados) se resuelve en un incidente mínimo que pone de manifiesto ese tiempo latente al que sólo se sospechaba. El poético gag resultante es como el encuentro no del todo casual de una comedia de Jacques Tati y la bolsa de nylon voladora de Belleza Americana sobre una playa con juguetes olvidados por niños: un surrealismo de cámara, en todo sentido.

Por todo esto, no es casual tampoco que le esté yendo muy bien. El miércoles pasado, a apenas dos semanas de inaugurada su muestra individual Avatar en la prestigiosa galería palermitana Daniel Abate (Pasaje Bollini 2170, Buenos Aires), Lila Siegrist recibió el segundo premio (4500 pesos) del concurso internacional Petrobras Buenos Aires Photo 2007 por su obra "Home sweet home". El primer premio correspondió a la fotografía "Historias clínicas, Colonia Santa María" del cordobés Hugo Aveta. El jurado estuvo integrado por Julio Sánchez, Rodrigo Alonso, Elda Harrington, Alicia de Arteaga y Victoria Verlichak, quienes otorgaron el tercero a "Pabellón de caza" del peruano Diego Lama, mientras que "Ivo" de Marcos Goymil (Barcelona) y "Homenaje a M. C. Escher, autorretrato" de Andrés Wertheim (Bs. As.) obtuvieron respectivamente el cuarto y el quinto.

Sobre la muestra Avatar, que además de objetos e instalaciones incluye "fotografías y videos documentales de escenas ficticias", escribe en su texto de catálogo el crítico chileno Justo Pastor Mellado: "el procedimiento empleado miniaturiza pequeños incidentes que nos resultan recargadamente extraños, como si carecieran de materia narrable. Sin embargo... Un segundo más y todo se dispara. La escena reproducida repitiendo un dispositivo que remeda los gestos retroversivos del videoarte de los orígenes no puede sino revelar el método constructivo de Lila Siegrist".