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Domingo, 9 de abril de 2006

CULTURA / ESPECTáCULOS

Los tres tristes trajes de "Igualita a mi mamá"

Con los textos de Alma Maritano, la directora Haydée Beltrandi
confecciona una obra en la que se luce la actriz Mónica Toquero.
Historia de mujeres sobre la pesada carga de la madre omnipresente.

 Por Julio Cejas

Una vez más el universo femenino a escena, una vez más el peso dramático de las relaciones entre madres e hijas: historias de mujeres contadas por mujeres. La reconocida escritora Alma Maritano hila un entramado suave de palabras pensadas para el cuerpo y la piel de una actriz como Mónica Toquero y la directora Haydée Beltrandi a la manera de una experta modista, corta y confecciona el traje definitivo de "Igualita a mi mamá". Producto que lleva adherido a la marca del título una información que sigue reflexionando acerca de la compleja confección de prendas femeninas: Tres tristes trajes.

Nulla, nombre que al pronunciarlo se transforma tanto en la antítesis de lo vital, de lo creativo, de lo luminoso, es el primer corsé que la protagonista hereda de su madre desde el momento en que fue gestada.

En el nombre de los hijos está quizás la clave del deseo de los padres, y en este caso podría ser un traje previo, una delicada gasa con destino de mortaja que la madre hilvanó pacientemente desde su vientre de diva.

Esa gran actriz que eclipsó siempre a Nulla con destellos que lejos de iluminarla la cegaron, o la pusieron al borde de las sombras, sitio donde su padre desaparecía para dejar que su madre brillara.

Esta relación tortuosa con una madre omnipresente, se irá desplegando como una perturbadora madeja a partir de la relación que la protagonista tiene con una diva a la que asiste en un postoperatorio.

La señora está vendada y se repone nada menos que de una cirugía estética que proteja su belleza del paso del tiempo, Nulla para acompañarla no ha tenido mejor idea que leerle la historia de Pigmalión; el mítico escultor que intentando alcanzar el ideal de la mujer perfecta; terminó enamorándose de una estatua que finalmente cobró vida.

Pero el término Pigmalión suele aplicarse a aquellos que han contribuido de forma determinante en la educación o en la evolución de la carrera de otra persona. De allí que Nulla no pueda menos que evocar la figura de su madre alguien que se preocupó por desviar sus verdaderos deseos que estaban relacionados con el arte de la actuación.

Las divas no pueden dejar que otras personas crezcan a su lado, porque esto implicaría en algún momento compartir el escenario o ser desplazadas por alguien más joven y más talentoso.

A manera de una postergada confesión, la historia de una hija eclipsada por un modelo de madre que no aceptaba competencias; comenzará a cobrar vida a partir de la "escenificación" por parte de Nulla de este conflicto.

La diva operada se transformará en un mudo espectador, el único que podrá oír al son de las castañuelas, en uno de los momentos más poéticos del espectáculo, el relato que la incluye como disparador de las frustraciones de Nulla.

Un texto que a poco de desarrollarse en el itinerario planteado por la dirección ofrece muy pocas sorpresas y acomoda al espectador en una trama sin mayores sobresaltos.

Toda la atención recae sobre los recursos puestos en juego por la actriz Mónica Toquero, para dar cuenta de esta trama que por momentos resulta demasiado narrativa.

Con toda la dificultad que implica revitalizar un texto que por momentos aparece con toda su fuerza literaria, la actriz vuelve a ratificar su capacidad para componer un personaje que por momentos alcanza una carnadura dramática impactante.

En otros momentos, cuando los juegos y las estrategias escénicas se reiteran, el personaje se desdibuja detrás de un recorrido que nos confina nuevamente a la historia y se despreocupa por la forma de contarla.

El trabajo debe apuntalar la poética que instala la construcción dramática del cuerpo y la voz de Mónica Toquero, indagar en las posibilidades de un personaje tan rico como Nulla, exigirlo a fondo para que la obra gane en dinámica y en misterio.

"Igualita a mi mamá" , que cuenta con la música original de Pablo Read y la producción general del Grupo Rosarioteatro; puede verse todos los viernes a las 21.30, en la Sala de Amigos del Arte ,de 3 de Febrero 755.

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"Igualita a mi mamá", goza de gran carnadura dramática. Aparece con toda la fuerza el gran texto de Maritano.
 
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