Hay algo irrespirable en el ambiente, digamos que el aire enrarecido por la angustia de seres que pugnan por escaparse de su propia inmovilidad llena la sala y atraviesa la inerme coraza del espectador. Cuatro mujeres enfundadas en amortajantes vestuarios de la espera irrumpen en una interminable primera escena que pareciera tensar los cuerpos hasta forzarlos a cumplir un ritual mecánico.

Hay huellas de roles conocidos, retazos de conductas que alguna vez tuvieron cierta carnadura social, la mujer sacrificada, la lacrimógena penitente, la que se esconde detrás de una fachada autoritaria, la que pretende predicar con el saber.

Estos espectros parecieran habitar un espacio donde la inmovilidad cierra todas las puertas por donde podría escaparse algún intento vital.

Lo cotidiano ha sido extrañado y las relaciones humanas parecieran componerse y descomponerse en los límites de un absurdo que por momentos pareciera dibujar una máscara grotesca en el rostro de estos personajes.

Por la forma en que está planteada la teatralidad el espacio es explorado a partir de lo coreográfico, el movimiento y las acciones parecieran intentar organizar la estructura dramática.

En este sentido "Morir, Morir" en cuanto a su búsqueda tiene mucho de la concepción artística y filosófica de la danza-buthot. Precisamente el Butoh no narra una historia, deja que el cuerpo hable por sí mismo y exige el vacío del intérprete para realizarlo, el vacío es uno de los puntos de partida de esta danza japonesa.

Pero es un arte basado fundamentalmente en la reflexión del cuerpo acerca del cuerpo y esta es una preocupación que inunda todo el paisaje de la obra que dirige Ricardo Arias.

De allí quizás que podamos encontrar vestigios lejanos de aquella notable "Mujeres oscuras", donde otras mujeres se perdían en el ritual de lo femenino en un espacio cerrado donde los cuerpos también se debatían por inscribir su lenguaje.

Este es un viaje que va del cuerpo hacia el espacio y que conjura a la muerte desde la vitalidad del registro de cuatro actrices que se permiten un desafío teatral con respecto a sus propios trabajos anteriores. Esto implica un cierto giro dentro del recorrido del Grupo "Ruega por Nosotras", una agrupación que nos tenía acostumbrados a la exploración del humor como desencadenante de su estrategia teatral.

Es interesante la organización que hace el director Ricardo Arias de un material complejo, recuperando lo más genuino de cada actriz pero provocando un paso más arriesgado en la exploración de un lenguaje que debe compartir con las mismas en el resultado final de la obra.

"Morir Morir" del Grupo Ruega por Nosotras, interpretada por Paula Diez, Luciana Evangelista, Judit Ganón y María del Carmen Sojo; con dirección de Ricardo Arias se presenta todos los sábados de abril y de mayo a las 22, en la sala del Teatro La Morada (Buenos Aires 990).