Miércoles, 26 de abril de 2006 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PRIMER NUMERO DE LA REVISTA LITERARIA "BOGA"
El eje inaugural de la publicación editada por Casa de la Poesía fue el río, una imagen que prende hondo en la literatura del litoral.
Por Sonia Scarabelli
Con un formato cuidado y atractivo la revista Boga, que edita la Casa de la Poesía de Rosario, dio a conocer su primer número, correspondiente a marzo/abril del 2006. Desde las páginas iniciales se marca la voluntad de la publicación, ofrecer un espacio para que la producción de escritoras y escritores rosarinos, en sus más variadas manifestaciones, encuentre en ella cauce propio y propicio. Boga aprovecha la polisemia de su nombre, para enfatizar sus expectativas y trazar su linaje, convocando a la navegación atenta de búsquedas creativas, a través de los distintos afluentes que presenta el panorama literario local.
La nota editorial da cuenta de esa suerte de fe poética con que todo proyecto de estas características, que engarza en una larga tradición moderna, la de las revistas literarias, viene a darse a luz. De forma tácita toma la posta de una necesidad real, la obra de un autor cumple parte de su trayectoria en el espacio de la publicación, y entra de este modo a formar parte del panorama de referencias posibles de una comunidad. Por este mismo camino parece conducir sus expectativas cuando manifiesta el propósito de "conectar puentes entre gestores culturales, obras y lectores para que se extiendan inquietudes y preguntas". Su deseo es, claramente, el de avanzar con serenidad y sin estridencias integrando un conjunto de voces que den cuenta de un amplio registro tonal dentro de la poesía y también de la narrativa.
Si bien ha sido una característica extendida, y legítima, de este tipo de publicaciones el nacer asociadas a una corriente o marco estético más o menos determinado, Boga parece encontrar su sentido en aventurarse al llamado, más que en funcionar como órgano verbal de una vertiente que explora y se desenvuelve dentro de poéticas marcadas por límites específicos.
En conformidad con su explícito anhelo de presentar un "bajo perfil" que no obvie la riqueza de sus aportes, reflexiona acerca de su propia condición y se lanza a sí misma esta advertencia: "Boga sirve si es capaz de alimentar consonancias colectivas, recuerdos y vanguardias, si su 'ojo de pez' de mirada tierna es amplio, variado y se abandona a la voluntad de escucha".
En este sentido vale la pena detenerse sobre la estrategia que decidió adoptar para lanzar su convocatoria y recolectar los materiales que le permitirán sostener su propuesta. Dicha convocatoria se caracteriza por la presentación de un "eje" temático, publicitado en la misma revista, el cual se espera que actúe imantando una producción plural, que habilite extrañamientos y resonancias diversas, y vaya dando cuerpo a cada número de la publicación. De este modo Boga busca garantizarse un cierto vagabundeo dichoso y dar cabida a la "ley de lo inesperado". Así refuerza su apuesta de ser hecha por voces y miradas múltiples. Acorde con ello sus editores sostienen que "autores invitados de estas orillas, arman la perspectiva de Boga entregándole anotaciones, cuentos, poemas, artículos, relatos u opiniones a propósito de los ejes y así el buceo gana fortuna". El eje de este número inaugural ha sido el río, como para demostrar que Boga está dispuesta a moverse en aguas profundas. Es decir, arrancar haciendo pie en una imagen que prende en lo más hondo de nuestra literatura ciudadana y litoral; y mostrar cómo ha dado y sigue dando aliento y asistencia, a esos modos cercanos de nombrar la lejanía, el misterio de aquellas referencias próximas que nos señalan una "comunidad de destino". Los textos están articulados en cuatro secciones que apelan a esta semántica costera: Remando, Desove, Cardumen y Cebadero. La travesía que propone está representada en prosa, por Marcelo Scalona, Carlos Mac Allister, el cuento "Clorinda hablaba" de Alberto Campazas, datado en 1970; y en poesía, en estricto orden de aparición, por Eugenio Previgliano, Edgardo Zotto, el genial maestro Aldo Oliva, Daniel García Helder, Beatriz Vignoli, Ricardo Guiamet, Germán Roffler, Clara Rebotaro, Florencia Lo Celso, Rubén Vedovaldi, Alejandro Pidello y Jorge Fandermole. La cuarta sección está dedicada a la producción de alumnos de distintos talleres literarios que se llevan adelante en nuestra ciudad, panorámica de las voces en ciernes.
Para el número siguiente Boga, cuyo equipo de editores está integrado por María Paula Alzugaray, Marcela Prósperi, Fabricio Simeoni y Federico Tinivella, convida a hablar sobre "el regreso"; los que quieran enviar sus colaboraciones podrán hacerlo por correo electrónico a [email protected]; [email protected]. El próximo número se lanzará la semana que viene. Un dato que no deja de tener su importancia: la revista es gratis.
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